Se regocija siempre de su Liberalidad , porque es una prueba de los frutos de su Fe, 10-20.

Ahora el apóstol, antes de cerrar su carta, se vuelve de nuevo a los asuntos personales. Se regocija de que una vez más hayan manifestado su cuidado por él; no es que fueran negligentes, pero no tenían el momento ni el modo adecuados para mostrar su cuidado. Tampoco habla de este asunto por necesidad, porque su vida le ha enseñado a contentarse con poco, y con las fuerzas que le son concedidas, puede pasar por todas las pruebas.

Pero que ellos debían compartir su aflicción sirviéndola, estaba bien, y de acuerdo con su conducta anterior hacia él, que era única entre las iglesias. Sin embargo, el don que envían no es lo que él desea especialmente, sino el fruto, el aumento del amor cristiano, del que tal don da testimonio. Y ahora, dice él, lo tengo todo, y tu don se hace no sólo a mí, sino a Dios, que suplirá con su gracia todas tus necesidades. Sea, pues, siempre glorificado.

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