Juan 1:39 . Él les dice: Venid, y veréis. Vinieron, pues, y vieron dónde moraba, y se quedaron con él aquel día. El buscador no buscará en vano. Le habían preguntado dónde moraba; y que la respuesta de Jesús fue una satisfacción directa de su petición se prueba por la declaración hecha inmediatamente por el evangelista, que 'vinieron y vieron dónde moraba.

No se describe la naturaleza del coito. Sólo nos queda imaginar de la confesión de Andrés en Juan 1:41 lo que deben haber sido las enseñanzas solemnes, las graciosas comunicaciones de sí mismo por parte de Jesús, la paciente instrucción de la ignorancia, la tierna eliminación de dudas, hasta que, en todo el gozo de su nuevo descubrimiento, podrían decir, 'Hemos encontrado.

Esto, sin embargo, parece que tenemos derecho a inferir de la tres veces repetida 'permanecer' o 'morada', una palabra característica del Cuarto Evangelio, y siempre llena de significado profundo y solemne, que el evangelista se propone transmitirnos algo más que el pensamiento de la mera presencia exterior con Jesús.

Era como la hora décima. Hay cuatro pasajes en los que el evangelista se refiere directamente a la hora del día en que ocurrió un hecho (ver cap. Juan 4:6 ; Juan 4:52 ; Juan 19:14 ).

Pero para el último de estos pasajes podría ser natural suponer que Juan, como los otros evangelistas, calcula el tiempo desde la salida del sol, siendo una hora la duodécima parte del intervalo (variable) entre la salida y la puesta del sol. Sin embargo, como registra Marcos (cap. Juan 15:25 ) que Jesús fue crucificado en la "hora tercera" (entre el 8 y el 9 a.

M.), y Juan declara expresamente que Su condenación fue posterior a la 'hora sexta', la probabilidad de que el último escritor siga un cómputo diferente es muy fuerte. Investigaciones posteriores han demostrado que, en la misma época en que se escribió este libro, se conocía en Asia Menor (donde Juan escribió) y en otros lugares, un modo de cálculo que concordaba sustancialmente con el nuestro. Es fácil ver que en un asunto como este un escritor sigue naturalmente la costumbre de aquellos entre quienes vive, ya quienes tiene inmediatamente a la vista como sus lectores. Supondremos, pues, en cada caso que la hora (de duración fija, no variable) se cuenta a partir de la medianoche o del mediodía. Aquí la hora décima será sin duda la hora entre las 9 y las 10 de la mañana.

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