No el que se alaba a sí mismo ; el hombre no es su propio juez, sino el Señor; y por Su decisión cada uno debe permanecer o caer. Como los hombres han de mantenerse firmes o caer, no por su propio juicio o el de sus semejantes, sino por el juicio de Dios, deben ser muy cuidadosos para obtener su aprobación; y como sus calificaciones para la utilidad y su éxito provienen de él, deben darle toda la gloria.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento