No hacéis mal ; antes bien, haced lo recto, y especialmente en lo que os he escrito.

No es que debamos parecer aprobados ; mostrando nuestra autoridad apostólica al infligir juicios.

Lo que es honesto ; que os reforméis, y no necesitéis castigo.

Aunque seamos como réprobos ; aunque no deberíamos mostrar nuestra autoridad apostólica, y así dar a nuestros enemigos la oportunidad de decir que no podíamos o no nos atrevíamos a infligir el castigo del que hablamos como prueba de la verdad de nuestro apostolado.

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