Note cuando Paul y su compañía zarparon de Paphos Sailing al continente del Asia menor; llegaron a Perga, una ciudad de PanfiliaSituado en el lado oeste del río Cestos, a unas siete millas del mar. Aquí había un célebre templo de Diana; en consecuencia, muchos sacerdotes y otros, cuyo interés y honor dependía de que mantuvieran la adoración de ese ídolo, y que, sin duda, estaban no poco disgustados con estos maestros extranjeros, por presumir de encontrar faltas en los dioses del país, y con el culto que se les rindió. En esa ocasión, Juan Marcos, que hasta ese momento los había acompañado como su ministro, se apartó de ellos y regresó a Jerusalén, aterrorizado, tal vez, por los discursos amenazantes de los sacerdotes e intolerantes, o desanimado por la dificultad y el peligro de la empresa.

Pablo y Bernabé, sin embargo, no se desanimaron por su abandono; tampoco se apartaron de su propósito por el poco éxito que tuvieron en Perge: porque, después de dejar ese lugar, viajaron por varios países del Asia menor; y, como veremos inmediatamente, hizo muchos conversos a Cristo, tanto entre los judíos como entre los gentiles.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad