Y , partiendo ahora de Jerusalén, fue de nuevo más allá del Jordán hacia Perea, un país en su mayor parte desierto y rocoso; el lugar donde Juan bautizó al principio llamado Bethabara, Juan 1:28 ; y permaneció allí probablemente hasta que llegó a Judea, para resucitar a Lázaro de entre los muertos, siendo ese el siguiente detalle mencionado por este evangelista. Si es así, el tiempo de su residencia en estas partes debe haber sido considerable y, como se desprende de lo que sigue, no pasó allí en vano. Porque muchos de los habitantes de ese lugar, que habían conocido anteriormente a Juan el Bautista y recordaban los fuertes y repetidos testimonios que él había dado a Jesús, acudieron a él.Para asistir a su ministerio; y dijo: Juan no hizo ningún milagro Porque parece que Juan no estaba dotado del poder de obrar milagros, para que la autoridad de Jesús fuera más conspicua e incuestionable; pero todas las cosas que Juan dijo de este hombre eran verdaderas. El carácter que Juan dio de uno que vendría después de él, está completamente verificado por la doctrina y los milagros de esta persona.

Y muchos creyeron en él allí, creyeron que era el Mesías, el Hijo de Dios. Y así mejoraron felizmente esta temporada del receso de Cristo entre ellos, como medio de su instrucción y establecimiento en la piedad. Así vemos que el testimonio de Juan el Bautista fue recogido con excelentes propósitos, mientras él mismo se estaba pudriendo en su tumba. ¿Y qué puede un ministro fiel tener una mayor felicidad, o desear más fervientemente, que, aun estando muerto, pueda hablar por el honor de Cristo y la salvación de las almas?

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