Y con respecto a los días, un hombre estima que un día es superior a otro. Piensa que las lunas nuevas y las fiestas judías son más sagradas que otros días, y aún deben ser observadas. Otro estima que todos los días son iguales. Sostiene que la diferencia de días señalada por Moisés ya ha cesado. Siendo los días festivos judíos solo objeto de controversia, lo que el apóstol ha escrito aquí acerca de ellos no puede extenderse al sábado, instituido en la creación, ni al sábado cristiano, el día del Señor. Que cada uno esté plenamente persuadido en su propia mente de que algo es lícito antes de hacerlo, o bien satisfecho en cuanto a los fundamentos de su práctica, a fin de no ofender a Dios a sabiendas. El que mira el díaQue observa estas nuevas lunas y festivales; lo tiene en cuenta para el Señor , es decir, por un principio de conciencia para con Dios y con miras a su gloria.

Y el que no hace caso del día, que no toma conciencia de observarlo; al Señor no lo considera. También actúa desde un principio de conciencia, y apunta a la gloria de Dios. El que come indiferentemente de todas las carnes; come para el Señor Se esfuerza por glorificarlo, como se convierte en un buen cristiano. Porque da gracias a Dios por el libre uso de las criaturas y por su libertad cristiana con respecto a ellas. Y el que no come el alimento que la ley prohíbe; al Señor por respeto a los mandamientos de Dios, no come, y da gracias a DiosPor sus hierbas, o para que se le proporcione otro alimento, con el que pueda subsistir convenientemente, y que no se vea obligado a comer lo que considera impuro, por absoluta necesidad.

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