No me guardes silencio Hebreo, אל תחרשׁ ממני, al techeresh mimmenni, no me hagas sordo , es decir, a mis oraciones; no actúes como si no hubieras escuchado o ignorado mis oraciones; no sea que, si me callas y no respondes a mis peticiones; Me vuelvo como los que descienden al abismo. Es decir, no sea que esté en la misma condición que ellos, una criatura muerta, perdida y deshecha, como ciertamente lo seré si no me socorres. Si Dios no es mi amigo y no aparece por mí, mi ayuda y mi esperanza perecen. Nada puede ser tan angustioso para un alma bondadosa como la falta del favor de Dios y la sensación de su disgusto. O, como algunos lo entienden, no sea que yo sea como los que bajan al infierno; porque, ¿qué es la miseria de los condenados sino esta, que Dios está para siempre en silencio para ellos y sordo a su clamor?

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