Y María dijo: & c.— La virgen, habiendo oído a Elisabet hablar así, fue igualmente llena del Espíritu Santo; de modo que, inspirada, expresó el sentido más profundo de su propia indignidad y de la bondad infinita de Dios al elegirla para el alto honor de ser la madre del Mesías. Lo hizo en un himno que, aunque pronunciado improvisado, es notable por la belleza de su estilo, la sublimidad de sus sentimientos y el espíritu de piedad que recorre todo el conjunto.

Es una prueba de cuán familiarizada estaba la virgen con los libros del Antiguo Testamento; pues la mayoría de las expresiones de este himno se toman prestadas de allí, especialmente del cántico de Ana, en el que hay muchos pasajes notablemente adecuados para su propio caso. Vea 1 Samuel 2:1 y los pasajes al margen.

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