Cuando ni sol ni estrellas aparecieron en muchos días. - Hay que recordar que antes de la invención de la brújula, el sol y las estrellas eran los únicos guías de los marineros que estaban fuera de la vista de la tierra. Ahora el cielo estaba nublado y esta guía falló. El barco navegaba, pero no sabían adónde.

Entonces se quitó toda esperanza de que fuéramos salvos. - Mejor, finalmente, o al fin. El fracaso de toda esperanza implica alguna otra causa de miedo además de la mera violencia del vendaval, y los sucesivos intentos de aligerar el barco hacen que sea casi seguro que se había abierto una fuga, que sus esfuerzos fueron impotentes para detener. La falta de comida adecuada (ver el versículo siguiente) y el agotamiento del trabajo prolongado agravaron naturalmente el sentimiento de desesperación.

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