Su nombre por la fe en su nombre. - Tenemos, en lenguaje técnico, la causa eficiente distinguida de la condición indispensable de su acción. El Nombre no funcionó como una fórmula de encantamiento; requería, tanto del trabajador como del receptor, fe en lo que representaba el Nombre, la manifestación del Padre por medio del Hijo.

Ha hecho fuerte a este hombre. - El verbo es el mismo que se había usado en Hechos 3:7 de los "huesos de los pies y los tobillos". Fue Jesús quien les dio esa nueva firmeza.

La fe que es por él. - La causa del milagro se lleva un paso más hacia atrás. La fe, que era igual en el sanador y en el hombre sanado, fue obrada en cada uno por el poder de Cristo. El hombre fue primero un receptor voluntario de esa fe espiritualmente, y luego estuvo en un estado que lo hizo digno de ser también un receptor de la restauración corporal.

Esta perfecta solidez. - Literalmente, esta integridad. Este es el único pasaje del Nuevo Testamento en el que aparece la palabra. El adjetivo afín se encuentra en el “todo” de 1 Tesalonicenses 5:23 ; el “completo” de Santiago 1:4 .

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