Traed acá el ternero cebado. - Es interesante recordar la impresión que esta parte de la parábola causó en uno de los grandes maestros de la Iglesia ya en el siglo II. Ireneo (ver Introducción ) vio en él una ilustración de lo que le parecía la característica especial del Evangelio de San Lucas, a saber, el énfasis que pone en el aspecto sacerdotal de la obra y ministerio de nuestro Señor.

Observamos, según nuestro método más moderno, (1) que en el marco de la historia, el artículo definido apunta al “becerro” que había sido engordado como para una fiesta especial de alegría. Responde de acuerdo a la “fiesta de las cosas gordas” de Isaías 25:6 - es decir, al gozo de la plena fruición de la presencia de Dios; y tal vez haya en el mandato de "matarlo" (la palabra utilizada es la técnica para matar a una víctima sacrificada) una media sugerencia de que esto sólo fue posible a través de un sacrificio y la muerte. El becerro engordado viene así a representarnos aquello de lo que la fiesta eucarística es a la vez símbolo, testimonio y prenda.

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