Para ver a los invitados. - El verbo transmite la idea de inspeccionar. El rey vino a ver si todos los invitados habían cumplido con la condición implícita de venir con ropa adecuada. El marco de la parábola probablemente presupone la costumbre oriental de proporcionar vestimentas para los invitados que fueron invitados a una fiesta real. Los guardarropas llenos de miles de vestidos formaban parte de la riqueza de todo príncipe de Oriente ( Mateo 6:19 ; Santiago 5:2 ), y era parte de su gloria, como en el caso de la asamblea que Jehú celebró para los adoradores de Baal. ( 2 Reyes 10:22 ), para llevarlos a cabo para usarlos en ocasiones estatales.

Sobre esta suposición, el acto del hombre al que se descubrió que "no tenía traje de boda" fue un insulto deliberado. Vino con los “trapos de inmundicia” ( Isaías 64:6 ) de su antigua vida, en lugar de ponerse el “lino blanco” que se reunía para una fiesta real ( Eclesiastés 9:8 ; Apocalipsis 3:4 ) que había sido gratis. Le ofrecio.

Incluso sin esta suposición, la parábola presupone que el hombre fácilmente podría haber obtenido la prenda y que, por lo tanto, fue su culpa no tenerla. Entonces, ¿qué es el "vestido de boda"? Se han dado respuestas a esa pregunta desde puntos de vista dogmáticos muy diferentes. Algunos han visto en él la ordenanza exterior del bautismo, otros la justicia imputada de Cristo que cubre la desnudez de nuestra propia injusticia.

Se cree que estas respuestas son a la vez demasiado limitadas y demasiado técnicas. La analogía del simbolismo bíblico en otros lugares ( Apocalipsis 3:4 ; Apocalipsis 3:18 ; Apocalipsis 19:8 ; 1 Pedro 5:5 ; Isaías 1:18 ; Salmo 109:18 ), nos lleva a ver en la "prenda" de un hombre los hábitos del bien o del mal mediante los cuales su carácter se manifiesta a los demás.

Aquí, por tanto, el "vestido de boda" es nada menos que la "santidad" sin la cual "nadie verá al Señor" ( Hebreos 12:14 ), y esa santidad, como en el marco de la parábola y en las realidades de la vida espiritual, Cristo está siempre dispuesto a impartirla al que verdaderamente cree. Es obvio que no se puede inferir del hecho de que en la parábola un solo invitado está sin el traje de boda, como tampoco de que haya solo un “siervo malo y perezoso” en las parábolas de los Talentos y las Libras.

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