En la iglesia debe haber una graduación, una jerarquía, una división del trabajo, cada uno haciendo aquello para lo que está mejor capacitado, así como en el cuerpo un miembro tiene un oficio asignado y otro otro. Todos los cristianos, vistos colectivamente, forman un cuerpo, cuya unidad es suministrada por su relación con Cristo. Vistos individualmente, se encuentran entre sí en el mismo tipo de relación que los diferentes miembros y órganos del cuerpo natural, como pie y mano, o mano y ojo.

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