(11-13) La causa de este aborto no fue la Ley, sino el pecado. El pecado hizo de tentador y luego hizo uso del mandamiento para condenar y destruir a sus víctimas. Durante todo este tiempo, la Ley ( es decir, todo el cuerpo de preceptos) y el Mandamiento ( es decir, los preceptos particulares incluidos en la Ley) permanecieron perfectamente buenos en sí mismos. No podía ser de otra manera, habiendo venido de la mano de Dios mismo.

El pecado era el poder fatal. La Ley y el Mandamiento eran solo instrumentos pasivos que ejercía para la destrucción del hombre. Pero al mismo tiempo, el pecado mismo fue expuesto por ellos en toda su enormidad cada vez mayor.

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