Verso Hechos 9:5¿Quién eres, Señor? τις ει, κυριε; ¿Quién eres, SIR? No sabía quién era el que se dirigía a él, y sólo utilizaba el término κυριε, como lo haría cualquier romano o griego, simplemente como un término de respeto civil.

Yo soy Jesús a quien persigues... "Tu enemistad es contra mí y mi religión; y las injurias que haces a mis seguidores las considero como hechas a mí mismo".

Las siguientes palabras, que son veinte en el original y treinta en nuestra versión, no se encuentran en ningún MS griego. Las palabras son: Te es difícil dar coces contra los aguijones; y él, temblando y asombrado, dijo: Señor, ¿qué quieres que haga? y el Señor le dijo... No es muy fácil explicar una adición tan grande, que no sólo no se encuentra en ningún MS griego aún descubierto, sino que falta en la Itala, el árabe de Erpen, el siríaco, el copto, el sahídico y la mayoría del eslavo. Se encuentra en la Vulgata, en uno de los árabes, en el etiópico y en el armenio, y probablemente fue tomada de ​​​​​​​ Hechos 26:14,

y algunas notas marginales. También falta en la edición complutense y en la de Bengel. Griesbach también lo deja fuera del texto.

Es duro para ti... σκληρον σοι προς κεντρα λακτιζειν. Esta es una expresión proverbial, que existe, no sólo en sustancia, sino incluso en tantas palabras, tanto en los escritores griegos como en los latinos. κεντρον, kentron, significa una cabriola de buey, un trozo de hierro puntiagudo clavado en el extremo de un palo, con el que se impulsa al buey al tirar del arado. El origen del proverbio parece haber sido éste: a veces sucede que un buey inquieto o testarudo da una patada hacia atrás contra el aguijón, y así se hiere más profundamente: de ahí que se haya convertido en un proverbio para significar lo infructuoso y absurdo de rebelarse contra la autoridad legítima, y el hecho de meterse en mayores dificultades por tratar de evitar sufrimientos insignificantes. Así el proverbio, Incidit in Scyllam qui vult vitare Charybdim. Del caldero al fuego. "De lo malo a lo peor". El dicho existe, casi en la forma apostólica, en los siguientes escritores. EURIPIDES, en Bacch. ver. 793:-

Θυοιμ' αν αυτῳ μαλλον, η θυμουμενος

Προς κεντρα λακτιζοιμι, θνητος ων, Θεῳ.

"Yo, que soy un frágil mortal, prefiero sacrificar

a aquel que es un DIOS, que, dando lugar a

la ira, patalear contra los aguijones".


Y ESQUILO, en Agamenón, ver. 1633:-


Προς κεντρα μη λακτιζε.

No patees contra los aguijones.


Y de nuevo en Prometh. Vinct. ver. 323:-


Προς κεντρα κωλον εκτενεις, ὁρων ὁτι Τρα.

Τραχυς μοναρχος ουδ' ὑπευθυνος κρατει.

"Extiendes tu pie contra los aguijones, viendo que

el monarca feroz gobierna según su voluntad".


De nada sirve la resistencia: cuanto más te rebeles, más agudamente sufrirás. Véase aquí el Escolástico.

PINDAR tiene una expresión similar, Pyth. ii. ver. 171-5 :-

Φερειν δ' ελαφρως

Επαυχενιον λαβοντα

Ζυγον γ' αρηγει. Ποτι κεντρον δε τοι

Λακτιζεμεν, τελεθει

Ολισθηρος οιμος.

"Es provechoso llevar de buen grado el yugo asumido.

Dar coces contra el aguijón es una conducta perniciosa".


Donde ver el Escolástico, que muestra que "es ridículo que un hombre luche con la fortuna: porque si el buey revoltoso, del que se toma la metáfora, patalea contra el aguijón, sufrirá aún más gravemente." TERENCE utiliza la misma figura. Phorm. Acto i. esc. 2, ver. 27:-


Venere in mentem mihi istaec: nam inscitia est,

Adversum stimulum calces._______

"Estas cosas me han venido a la memoria, pues es

es una tontería que des una patada contra un aguijón".


OVID tiene la misma idea con otras palabras, Trist. lib. ii. ver. 15:-


At nunc (tanta meo comes est insania morbo)

Saxa malum refero rursus ad icta pedem.

Scilicet et victus repetit gladiator arenam

Et redit in tumidas naufraga puppis aquas.

Pero locamente ahora me hiero solo,

golpeando mi pie herido contra la piedra:

Así que a la amplia arena, salvaje con el dolor,

el gladiador vencido se apresura a regresar;

Así que la pobre corteza destrozada se enfrenta a la tempestad,

lanzándose de nuevo a las olas.


Los hombres inteligentes, en todos los países y en todas las épocas del mundo, han visto y reconocido la insensatez y la maldad de luchar contra Dios; de murmurar ante las disposiciones de su providencia; de impacientarse ante la aflicción; y de oponerse a los propósitos de su justicia y misericordia. Las palabras contienen una lección universal, y nos enseñan la paciencia bajo la aflicción, y la sujeción a la voluntad soberana de Dios; y muestran especialmente la desesperada maldad de intentar, mediante la persecución, impedir la difusión de la verdad de Dios en la tierra. El que patalea contra este aguijón lo hace a riesgo de su salvación final. La fábula de la víbora y la lima es otra ilustración de este proverbio: roía y lamía la lima, hasta destruir sus dientes y gastar su lengua. La máxima del proverbio debe inculcarse pronto en la mente de los niños y de los escolares; cuando se les castiga por sus faltas, la resistencia y la terquedad producen mayor coacción y castigo. Y que los padres y los maestros aprendan que el uso repetido del aguijón y de la férula rara vez tiende a recuperar, sino que engendra obstinación y desesperación. El consejo de Columela al labrador, que tiene alguna relación con el proverbio del texto, y una fuerte relación con esta última parte del tema, es digno de la más seria consideración: "Voce potius quam verberibus terreat: ultimaque sint opus recusantibus remedia plagae. Nunquam stimulo lacessat juvencum, quod retrectantem calcitrosumque eum reddit: nonnunquam tamen admoneat flagello". COLUMELLA, De Re Rustica, lib. ii. cap. 2, in fine. 

 "Que el labrador intimide a sus bueyes más con su voz que con golpes, a los que nunca debe recurrir sino en casos extremos. Un buey joven nunca debe ser azuzado, porque esto lo inducirá a patear y correr hacia atrás; pero en ocasiones apropiadas el látigo, como un incentivo para la actividad, puede ser utilizado provechosamente". En referencia al mismo tema, que todos los interesados deberían considerar de la mayor importancia, terminaré con el consejo de uno más grande que el agricultor romano: Padres, no provoquéis a vuestros hijos a la ira, para que no se desanimen, Colosenses 3:21; sino educadlos (εν παιδειᾳ και νουθεσιᾳ Κυριου) en la disciplina y amonestación del Señor, Efesios 6:4, usando la autoridad que Dios os ha dado con mano firme, actuando con un corazón tierno y sensible.

 

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad