Verso 36. Y el que cosecha recibe el salario... O, Y el que siega recibe el salario. Haciendo que la palabra ηδη, ya, sea el comienzo de este verso, con la autoridad de algunos excelentes MSS. y versiones, se obtiene un sentido más consistente que de la disposición común, donde ηδη termina el verso anterior.

Ya el sembrador celestial, Jesucristo, se convierte en el segador del producto de la semilla que había sembrado tan recientemente; y recibe el salario que deseaba, la alta gratificación de salvar almas inmortales; y recoge su fruto para la vida eterna. Así, el sembrador y el segador, que son aquí una misma persona, se regocijaron juntos, al ver que el tiempo de la semilla y la cosecha se realizaban en el mismo día. El sembrador no tuvo tiempo de dejar el campo que había sembrado, hasta que llegó el momento de recoger la cosecha.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad