Y el que siega, recibe salario y cosecha fruto para vida eterna; para que el que siembra y el que siega, se regocijen a una.

Ver. 36. Que el que siembra, etc. ] Es decir, que tanto los profetas que sembraron como los apóstoles que cosecharon, etc., para el pueblo fueron preparados por los escritos de los profetas para ser obra de los apóstoles. Los samaritanos también tenían la Biblia, estando de acuerdo, en su mayor parte, con lo que tenemos de los judíos. La copia de esta Biblia samaritana fue traída por primera vez de Damasco a la cristiandad por un tal Petrus de Valle, en 1626 d.C.

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