Pero como nos permitieron Dios, ... o, "aprobado de Dios"; No es que hubiera un estado físico y digno previo en ellos para ser ministros de la palabra; Pero tal fue la buena voluntad y placer de Dios, que él de toda la eternidad eligió y los designó a este trabajo; Y en su propio tiempo por su gracia los llamó, y por sus dones los calificaron por ello, quienes de otra manera no eran indignos de ello, e insuficientes para ello:

para ser puesto en confianza con el Evangelio; que es de gran valor y valor, un tesoro rico y de la última importancia; para el cual confiar en es un gran honor; Y la descarga de tal confianza requiere una gran fidelidad, y que los apóstoles tenían:

Aun así hablamos; el Evangelio como se les entrega, tanto como para importar y manera; ni tomarlo de ella ni agregarlo, ni mezclarlo con nada propio, ni disfrazarlo con ningún artificio:

no como hombres agradables; para ganar favor y afecto, estima, aplauso y honor de ellos; Para escapar del reproche y la persecución, y obtener ventajas mundanas cayendo, ocultando o mezclando las verdades para hacerlas más agradables para el sabor de los hombres naturales:

Pero Dios, que triplula nuestros corazones; estudiando para aprovecharse a Dios, cuyo Evangelio estaba comprometido con ellos, de quienes recibieron regalos para predicarlo, y a quienes fueron responsables de todos; y quién es el buscador de los corazones, y el tritro de las riendas de los hijos de los hombres, conoce las intenciones y diseños de los hombres, y los resortes de todas las acciones; y ve a través de todos los artificios, y de los cuales nada puede estar oculto, y quién, en su tiempo, pondrá a la luz las cosas ocultas de la oscuridad; bajo un sentido de qué fieles ministros actúan, como de sinceridad, y como a la vista de un Dios omnisciente.

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