(20) Pero examínese cada uno a sí mismo, y coma así de [ese] pan y beba de [esa] copa.

(20) El examen de sí mismo de un hombre, es necesariamente requerido en la cena, y por lo tanto no deben ser admitidos a él quienes no pueden examinarse a sí mismos: como niños, hombres furiosos y airados, también aquellos que no tienen conocimiento de Cristo, o no suficiente, aunque profesen la religión cristiana: y otros que no puedan examinarse a sí mismos.

(l) Este pasaje derroca la idea de la fe por mérito, o fe no desarrollada, que mantienen los papistas.

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