(15) Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.

(15) Una confirmación: quien es homicida, está en muerte eterna; el que odia a su hermano es homicida, luego está en muerte. Luego sigue el otro lado: el que ama a su hermano ha pasado a la vida, porque en verdad nacemos muertos.

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