(4) Por tanto (g) ceñid los lomos de vuestra mente, sed sobrios, y (5) esperad (h) hasta el fin la gracia (6) que os será traída (7) en la revelación de Jesús Cristo;

(4) Va de la fe a la esperanza, que es en verdad un compañero que no puede separarse de la fe. Usa un argumento tomado en comparación: No debemos cansarnos de buscar algo tan excelente, que los mismos ángeles esperan con gran deseo.

(g) Este es un discurso prestado, tomado del uso común entre ellos: porque como vestían ropas largas, no podían viajar si no se ceñían ellos mismos; y por eso Cristo dijo: Cíñete los lomos. (5) Él establece muy brevemente, qué tipo de esperanza debe ser la nuestra, es decir, continua, hasta que disfrutemos de lo que esperamos: entonces, lo que tenemos que esperar, es decir, la gracia (es decir, la libertad salvación) revelada a nosotros en el evangelio, y no eso, que los hombres se prometen más bien y con cariño a sí mismos.

(h) Sólida y sinceramente. (6) Un argumento para despertar nuestras mentes, ya que Dios no espera hasta que lo busquemos, sino que nos trae un beneficio tan grande incluso a nosotros. (7) Él establece el fin de la fe, para que nadie se prometa, tarde o temprano, la plena salvación, es decir, la última venida de Cristo. Además advierte que aquello que somos ahora, aún no está revelado.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad