Si un hombre peca contra otro, el juez lo juzgará; pero si alguno peca contra el SEÑOR, ¿quién rogará por él? Sin embargo, no escucharon la voz de su padre, porque el SEÑOR los mataría.

(r) De modo que obedecer una buena amonestación es la misericordia de Dios, y desobedecerlos es su justo juicio por el pecado.

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