(2) Pero incluso después de que habíamos sufrido antes, y fuimos suplicados vergonzosamente, como sabéis, en Filipos, fuimos valientes en (a) nuestro Dios para hablarles el evangelio de Dios con mucha contención.

(2) Las virtudes de un verdadero pastor son libremente y sin temor a predicar el Evangelio, incluso en medio de los peligros.

(a) Mediante la ayuda misericordiosa de Dios.

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