(9) Según el glorioso evangelio del Dios bendito, (10) que me fue encomendado.

(9) Contrasta el balbuceo cariñoso y vanidoso, no sólo con la Ley, sino también con el Evangelio, que no condena, sino que alaba grandemente la sana doctrina contenida en los mandamientos de Dios. Y por eso lo llama un evangelio glorioso, y el evangelio del Dios bendito, cuyo poder no conocían estos charlatanes.

(10) Una razón por la cual no se debe enseñar ningún otro Evangelio que el que él ha enseñado en la Iglesia, ni de otra manera, porque no hay otro Evangelio que el que Dios le ha encomendado.

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