(7) No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión tiene la luz con las tinieblas?

(7) Ahora los reprende con valentía, porque se hicieron compañeros de infieles en la idolatría exterior, como si fuera una cosa indiferente. Y esta es la cuarta parte de esta epístola, cuya conclusión es que aquellos a quienes el Señor ha condescendido al llamarlos sus hijos, deben mantenerse puros, no solo en la mente, sino también en el cuerpo, para que puedan ser completamente santo al Señor.

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