(9) diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en este nombre? y he aquí, habéis llenado a Jerusalén con vuestra doctrina, y pensáis (k) traer sobre nosotros la sangre de este hombre.

(9) Es la característica de los tiranos establecer sus propios mandamientos como correctos y apropiados, aunque sean tan malvados.

(k) Hacernos culpables de asesinar a ese hombre a quien todavía no condescenderán a nombrar.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad