(7) Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo; la cual cuando un hombre la encuentra, la esconde, y con gozo va y vende todo lo que tiene, y compra ese campo.

(7) Pocos entienden cuán grandes son las riquezas del reino de los cielos, y que nadie puede participar de ellas sino el que las redime con la pérdida de todos sus bienes.

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