(5) Teniendo, pues, dones diferentes según la gracia que nos ha sido dada, ya sea profecía, [profeticemos] según la (l) proporción de la fe;

(5) Lo que habló antes en general, lo aplica particularmente a las funciones santas, en las que los hombres corren mayor peligro si pecan. Y los divide en dos tipos: es decir, en profetas y diáconos; y nuevamente divide a los profetas en maestros y pastores. Y de los diáconos hace tres tipos: es decir, los que han de ser (por así decirlo) tesoreros de la Iglesia, a los que llama diáconos en el sentido más propio: los otros son los gobernadores de la disciplina, que se llaman mayores o ancianos: el tercero, los que sirven debidamente en la ayuda de los pobres, como las viudas.

(l) Que todo hombre observe la medida de lo que le ha sido revelado.

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