Cuando la devoción misma está desafinada porque el corazón no está bajo la influencia de la gracia; ¡Pobre de mí! ¡Qué sacrificio de necios se ofrece entonces! Los sábados son cargas, las ordenanzas fatigosas, la oración una pesadez, en épocas como estas. ¡Oh! para que la gracia esté siempre bajo las benditas enseñanzas de Dios el Espíritu Santo.

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