(2) Y todos los siervos del rey que estaban a la puerta del rey, se inclinaron y reverenciaron a Amán, porque así lo había mandado el rey acerca de él. Pero Mardoqueo no se inclinó ni mostró reverencia. (3) Entonces los siervos del rey que estaban a la puerta del rey, dijeron a Mardoqueo: ¿Por qué transgredes el mandamiento del rey? (4) Y sucedió que cuando le hablaban todos los días, y él no los escuchó, se lo dijeron a Amán para ver si los asuntos de Mardoqueo subsistían; porque él les había dicho que era judío.

En la primera lectura de este pasaje, puede parecer algo extraordinario para un lector común, que Mardoqueo se niegue a rendir homenaje a Amán. Pero pronto se descubrirá la razón, cuando recordemos lo que DIOS había ordenado a su pueblo sobre este punto. Se nos dice que Amán era agagueo; descendiente, por tanto, de aquel Agag, que era rey de los amalecitas; contra quien juró el SEÑOR que su pueblo haría guerra de generación en generación.

Por tanto, Mardoqueo consideró el mandato del SEÑOR y se negó a inclinarse ante un Amalecita: para que nada pueda ser más hermoso que la prueba de la fidelidad de Mardoqueo. Aunque su vida estaba en juego, y sabía que el poder absoluto del rey podría ordenarle la muerte sin juicio; sin embargo, no temió la ira del rey, como otro campeón de la verdad de antaño, porque se mantuvo firme como si viera al Invisible.

Éxodo 17:14 ; Deuteronomio 25:17 ; 1 Samuel 15:32 ; 1 Samuel 15:32 ; Hebreos 11:7 .

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