¡Lector! ¡Cuán bienaventurados y encantadores entran estos dulces versos, después de lo dicho antes! La primera representación de nuestra pobre naturaleza era como un desierto lúgubre, o el páramo en el desierto, que no sabe cuándo vendrá el bien. Pero esto es como la hierba refrescante, o el arroyo refrescante, descubierto en una tierra agotada, donde no se esperaba una primavera. Te ruego que leas los versículos una y otra vez, para que su plena gracia y consuelo se sientan en tu alma.

Cuando Dios dice esto, todo pobre pecador de corazón quebrantado lo oiga. Vea cómo Jehová promete sus propias perfecciones divinas para la confirmación de su santa palabra; y no paséis por alto la parte más preciosa, que aunque Jehová habita en la eternidad, también habita en el corazón de los humildes. A Salomón le asombró la idea de que Dios visitaría su casa; pero ¿qué habría dicho si hubiera vivido para ver a Jesús morando en un cuerpo de carne? ¿Y qué deberíamos decir tú y yo, bajo la conciencia de que nuestros cuerpos son su templo? 1 Reyes 8:27 ; Juan 1:14 ; 1 Corintios 3:16 .

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad