Nombre dado al primer hombre creado por Dios. La palabra hebrea aparece en el Antiguo Testamento más de 500 veces y casi siempre significa «hombre» o «ser humano» (Génesis 7:23;Génesis 9:5-6). Adán es el nombre común para indicar el primer progenitor del linaje humano. Muchos ven el origen de la etimología de esta palabra en el sumerio «Adan», o «mi Padre». Flavio Josefo dice que en la Antigüedad era común la opinión que hacía derivar el nombre de Adán de la palabra «rojo», aludiendo a la coloración de la piel y de acuerdo con la costumbre egipcia de poner en sus monumentos los hombres coloreados en rojo.

El primer hombre creado por Dios, Adán, estaba en íntima relación con la tierra, «Adamah» (Génesis 2:5; Génesis 3:19-23; Génesis 10:9; Génesis 34:15; Salmo 7:1). Adán fue un hombre dotado de una personalidad y de características propias (Génesis 4:1-25; Génesis 5:1-3 ss; 1 Crónicas 1:1). Adán es padre de todos los hombres; Dios lo creó primero a él y luego a su mujer Eva, y ambos fueron los padres de toda la Humanidad: «Los creó macho y hembra» (Génesis 1:26-28). Los hijos de Adán y Eva nombrados en la Biblia son Caín, Abel y Set (Génesis 4:1, Génesis 4:2, Génesis 4:25), aunque engendró después otros anónimos. Al nacer Set, Adán tenía 130 años, y vivió hasta 930 años (Génesis 5:3-5). Adán fue el único entre los seres de la tierra creado a la imagen y semejanza de Dios, con razón, con imaginación creativa y con inteligencia superior que le capacitaba para conocer, amar y comunicarse, no tan sólo con los demás seres inferiores, sino también con Dios. Fue la mayor y la última de las obras de la Creación de Dios, y recibió dominio sobre todo lo que la tierra contenía.

Para que no estuviese solo, Dios le dio a Eva como compañera y ésta llegó a ser su mujer. Adán fue hecho hombre perfecto (completo en todas las dotes físicas, mentales y espirituales) y colocado en el jardín del Edén para someterlo a prueba, inocente y feliz, pero expuesto a la tentación y el pecado. Adán cayó por haber quebrantado el expreso mandamiento de Dios, por la tentación de Satanás y las instancias de Eva, y así incurrió en la maldición él mismo y toda su posteridad.

En el Nuevo Testamento el nombre de Adán aparece 9 veces. Ocho veces en relación al primer hombre (Lucas 3:38;Romanos 5:14; 1 Corintios 15:22, 1 Corintios 15:45; 1 Timoteo 2:13-14; Jud. 14). Y una en relación a Cristo (1 Corintios 15:45). En distintas ocasiones se hacen alusiones a Adán, el primer hombre, pero como nombre propio no aparece (Mateo 19:2-8; Marco 10:6-8;Romanos 5:8, Romanos 8:15-19).

De estas diferentes citas del Nuevo Testamento podemos concluir que Adán es único porque no tenía padre ni madre, es el primero entre los hombres, y fue hijo de Dios por creación (Lucas 3:38), no por descendencia de ninguna raza animal. Por esto tiene una relación especialísima con la raza humana. El Nuevo Testamento la compara con la de Cristo, que es el último Adán progenitor espiritual de todos los redimidos. Entre estas dos generaciones: la de Adán (el padre de todos los hombres) y Jesucristo (el nuevo Adán) se desarrolla toda la historia de la raza humana (1 Corintios 15:45-49; Romanos 5:13-19). No hay nadie que haya vivido antes de Adán, porque es el primer hombre; y así, tampoco hay nadie que haya vivido antes de Cristo en la gracia, porque Cristo es el segundo Adán. Todos los hombres viven por y en Cristo cuando son nacidos a Él por la fe. Adán se convierte de este modo en un prototipo de Jesucristo, el que habría de redimir a todos los hombres.

Por Adán entraron la muerte y el pecado. La Epístola a los Romanos nos dice explícitamente que por la transgresión de Adán el pecado entró en el mundo (Romanos 5). En Adán todos los hombres pecaron y murieron. A través de la transgresión de un hombre (Adán), todos fueron hechos pecadores (Romanos 5:18). A través de su traspaso de la ley y de su condenación, todos los hombres llegaron a ser pecadores y mortales; a través de la obra de Cristo, todos los hombres que siguen a Cristo son rescatados y liberados del pecado y de la muerte.

El Nuevo Testamento confirma así la historicidad de los relatos de los primeros capítulos de Génesis que se relacionan con Adán. En 1 Corintios 15:45-47 tenemos una alusión clarísima a Génesis, (Génesis 2:7), y en la primera Epístola a Timoteo, (1 Timoteo 2:13), tenemos otra referencia a Génesis, (Génesis 2:20-23). Son muchos los pasajes que en el Nuevo Testamento presentan alusiones clarísimas (algunas veces implícitas, pero muchas veces explícitas) de los hechos sucedidos antes de que se escribiese la Biblia y que ésta nos relata en sus primeros capítulos. El Nuevo Testamento no pone en duda la historicidad de Adán, nos garantiza la historicidad de aquellos relatos antiquísimos sobre el origen de la Humanidad, sobre la entrada del pecado en el mundo, sobre la vida que el Señor tenía preparada para los hombres que fueran obedientes, y sobre la nueva vida que nos promete a través del nuevo Adán si nosotros seguimos a Jesucristo.


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