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No trames mal contra tu prójimo, estando él confiado en ti.
             
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No pleitees con alguno sin razón, si es que no te ha hecho agravio.
             
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No envidies al hombre violento ni escojas ninguno de sus caminos;
             
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porque el SEÑOR abomina al perverso, pero su íntima comunión es con los rectos.
             
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La maldición del SEÑOR está en la casa del impío, pero él bendice la morada de los justos.
             
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Ciertamente él se burlará de los que se burlan, pero a los humildes concederá gracia.
             
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Los sabios poseerán honra, pero los necios cargarán con la afrenta. 
             
            
    
    
    
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