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Será como un árbol plantado junto a corrientes de aguas que da su fruto a su tiempo y su hoja no cae. Todo lo que hace prosperará.
             
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No sucede así con los impíos, que son como el tamo que arrebata el viento.
             
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Por tanto, no se levantarán los impíos en el juicio ni los pecadores en la congregación de los justos.
             
            
    
    
    
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