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“Escucha, oh pueblo mío, y testificaré contra ti. ¡Oh Israel, si me oyeras…!
             
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No haya dios extraño en medio de ti ni te postres ante dios extranjero.
             
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Yo soy el SEÑOR tu Dios, que te hice venir de la tierra de Egipto. Abre bien tu boca, y la llenaré.
             
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“Pero mi pueblo no escuchó mi voz; Israel no me quiso a mí.
             
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Por eso los entregué a la dureza de su corazón, y caminaron según sus propios consejos.
             
            
    
    
    
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