Y Labán le dijo: Te ruego, si he hallado gracia en tus ojos, que te detengas; porque por experiencia he aprendido que el SEÑOR me ha bendecido por causa de ti.

Labán dijo... He aprendido. Su egoísta tío se oponía a una separación, no por el calor del afecto hacia Jacob o sus hijas, sino por el daño que sufrirían sus propios intereses. Había comprobado, mediante una larga observación, que la bendición del cielo descansaba sobre Jacob, y que sus existencias habían aumentado maravillosamente bajo la administración de Jacob. Este era un testimonio notable de que los hombres buenos son una bendición para los lugares donde residen. Los hombres del mundo son a menudo bendecidos con beneficios temporales a causa de sus parientes piadosos, aunque no siempre tienen, como Labán, la sabiduría para discernir, o la gracia para reconocerlo.

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