Entonces Agripa dijo a Festo: Yo también quiero oír al hombre. Mañana, dijo, lo oirás.

Entonces Agripa le dijo a Festo: Yo también quiero escuchar ('me gustaría escuchar) al hombre mismo. Sin duda, Pablo tenía razón cuando dijo: "El rey sabe estas cosas... porque estoy seguro de que ninguna de estas cosas le son encubiertas; porque esto no se hizo en un rincón". De ahí su curiosidad por ver y oír al hombre que tanto revuelo había levantado, y que tanto remodelaba la antigua vida judía.

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