Y había en Damasco un discípulo llamado Ananías; y a él dijo el Señor en una visión, Ananías. Y él dijo: He aquí, aquí estoy, Señor.

Y había en Damasco un discípulo llamado Ananías; y le dijo el Señor (es decir, el Señor JESÚS, como se ve por todo lo que sigue), en una visión, Ananías. De este hombre Pablo mismo da después este testimonio, en su discurso al pueblo, de que era "varón piadoso conforme a la ley, que tenía buena fama de todos los judíos que allí habitaban", para demostrar que la religión nacional no podía ser en modo alguno hostil a nada de lo enseñado por él, ya que había sido tomado de la mano por uno de tan estricta ortodoxia judía y alta reputación.

Y él dijo: He aquí, aquí estoy, Señor.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad