Que permanecen entre las tumbas, y se alojan en los monumentos, que comen carne de cerdo, y caldo de cosas abominables hay en sus vasos;

Que permanecen entre las tumbas, a saber, con fines de nigromancia, como para mantener conversaciones con los muertos (Isaías 8:19: cf. Marco 5:3); o, en aras de las purificaciones, por lo general realizadas por la noche entre los sepulcros, para apaciguar a los manes (Maurer).

Y alojarse en los monumentos, hebreo, 'pasar la noche en recovecos ocultos' ( banªtsuwriym (H5341)); bien los santuarios más recónditos de los ídolos ('recintos consagrados') (Horsley), donde solían dormir para tener comunicaciones divinas en sueños (Jerónimo y Vulgata); o mejor, debido al paralelo "tumbas", cuevas sepulcrales. Así en la Septuaginta, en la Chaldaica, en la Árabe y en la Siríaca (Maurer).

Que comen carne de cerdo. Comerla en absoluto era contrario a la ley de Dios  (Levítico 11:7) pero aumentaba mucho su culpabilidad el hecho de que la comieran en sacrificios idolátricos  (cf. Isaías 66:17).Varro ('Re Rust,' 2: 4) dice que los cerdos se usaron primero en sacrificios: los latinos sacrificaban un cerdo a Ceres; también se ofrecía en ocasión de tratados y matrimonios.

Y caldo de abominables (cosas está en) sus vasijas, llamado así por los 'pedazos' (margen) o fragmentos de pan sobre los que se vertía el caldo (Gesenius): tal caldo, hecho de carne de cerdo, ofrecido en sacrificio, se pensaba que era especialmente aceptable, para el ídolo, y se usaba en ritos mágicos. O bien, 'fragmentos (trozos) de alimentos abominables', etc. Esta cuarta cláusula explica mejor la tercera, como la segunda explica la primera (Maurer).

Está en, más bien, literalmente, 'está en sus vasijas;' es decir, constituye el contenido de sus vasijas. Los judíos, en los días de nuestro Señor, y desde el regreso de Babilonia, han estado libres de idolatría. Sin embargo, las imágenes de las abominaciones idolátricas, por ser el pecado más repugnante a los ojos de Dios, y el que más prevalecía en tiempos de Isaías, se emplean para describir el vil pecado de Israel en todas las épocas, que culminó con el asesinato del Mesías y el rechazo de éste. Porque ante Dios "la rebelión es como pecado de hechicería, y la obstinación como iniquidad e idolatría" (1 Samuel 15:23).

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