Levítico 27:30-33

Y todo diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra, como del fruto de los árboles, de Jehová es: consagrado a Jehová.

Todo el diezmo de la tierra. Esta ley dio la sanción de la autoridad divina a un antiguo uso ( Génesis 14:20 ; Génesis 28:22 ) Todo el producto de la tierra estaba sujeto al tributo del diezmo; era una renta anual que los israelitas, como arrendatarios, pagaban a Dios, el dueño de la tierra, y una ofrenda de agradecimiento que le rendían por las bondades de su providencia ( ver Proverbios 3:9 ; 1 Corintios 9:11 ; Gálatas 6:6 ).

Versículo 32. Todo lo que pasa... Esto alude al modo de tomar el diezmo del ganado, que se hacía pasar individualmente a través de una puerta estrecha, donde una persona con una vara, con punta de ocre, se paraba, y contándolos, marcaba el lomo de cada décima bestia, sea macho o hembra, sana o no sana. Los diezmos que se debían bajo el sacerdocio levítico, y que eran necesarios para sostener la costosa institución de la economía mosaica, eran de gran antigüedad, (ver Génesis 14:1 ).

La única diferencia que las leyes de Moisés produjeron en estas ofrendas fue la de hacer que algunas de ellas ya no fueran ofrendas voluntarias, sino pagos regulares para el servicio de la religión. Hasta la fecha del éxodo, todos los sacrificios incruentos se hacían probablemente, no en obediencia a una ley expresa, sino como marcas de la piedad del adorador, en posiciones de gran fortuna, o como votos durante la adversidad.

Pero cuando el servicio de Yahvé se impuso legalmente, se hizo necesario obligar al pueblo a sostenerlo, Muchas de las ofrendas sacrificiales previamente existentes se convirtieron ahora en una especie de impuesto; mientras que se añadieron otras, propias de la nueva fase de la religión y del ministerio consagrado de la misma. Los diezmos se pagaban para mantener a la tribu de Leví; y el Señor reclamaba los primogénitos de las bestias y las primicias de la tierra" ("Israel según la carne", pp. 38, 39).