El que come, no menosprecie al que no come; y el que no come, no juzgue al que come, porque Dios lo ha recibido.

El que come, no menosprecie al que no come; y el que no come, no juzgue (se siente censurando en juicio) al que come: porque Dios lo ha recibido - como uno de Sus amados hijos, quien en este asunto no actúa por laxitud, sino por principios religiosos.

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