1 Corintios 9:1-27

1 ¿No soy libre? ¿No soy apóstol? ¿Acaso no he visto a Jesús nuestro Señor? ¿No son ustedes mi obra en el Señor?

2 Si para otros yo no soy apóstol, ciertamente para ustedes lo soy, porque ustedes son el sello de mi apostolado en el Señor.

3 Esta es mi defensa contra cuantos me cuestionan:

4 ¿Acaso no tenemos derecho a comer y beber?

5 ¿No tenemos derecho a llevar una esposa creyente con nosotros, tal como los demás apóstoles y los hermanos del Señor y Pedro?

6 ¿O solo Bernabé y yo no tenemos derecho a dejar de trabajar?

7 ¿Quién presta jamás servicio de soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta una viña y no come de su fruto? ¿Quién apacienta el rebaño y no toma la leche del rebaño?

8 ¿Será que digo estas cosas solo como hombre? ¿No lo dice también la ley?

9 Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado solo de los bueyes?

10 ¿O lo dice enteramente para nosotros? Pues para nosotros está escrito. Porque el que ara ha de arar con esperanza; y el que trilla, con esperanza de participar del fruto.

11 Si nosotros hemos sembrado cosas espirituales para ustedes, ¿será gran cosa si de ustedes cosechamos bienes materiales?

12 Si otros participan de este derecho sobre ustedes, ¿no nos corresponde más a nosotros? Sin embargo, nunca usamos de este derecho; más bien, lo soportamos todo para no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo.

13 ¿No saben que los que trabajan en el santuario comen de las cosas del santuario; es decir, los que sirven al altar participan del altar?

14 Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.

15 Pero yo nunca me he aprovechado de nada de esto, ni tampoco he escrito al respecto para que se haga así conmigo. Pues para mí sería mejor morir, antes que alguien me quite este motivo de orgullo.

16 Porque si anuncio el evangelio, no tengo de qué jactarme, porque me es impuesta necesidad; pues ¡ay de mí si no anuncio el evangelio!

17 Por eso, si lo hago de buena gana, tendré recompensa; pero si lo hago de mala gana, de todos modos el llevarlo a cabo me ha sido confiado.

18 ¿Cuál es, pues, mi recompensa? Que predicando el evangelio, pueda yo presentarlo gratuitamente, para no abusar de mi derecho en el evangelio.

19 A pesar de ser libre de todos, me hice siervo de todos para ganar a más.

20 Para los judíos me hice judío, a fin de ganar a los judíos. Aunque yo mismo no estoy bajo la ley, para los que están bajo la ley me hice como bajo la ley, a fin de ganar a los que están bajo la ley.

21 A los que están sin la ley, me hice como si yo estuviera sin la ley (no estando yo sin la ley de Dios, sino en la ley de Cristo), a fin de ganar a los que no están bajo la ley.

22 Me hice débil para los débiles, a fin de ganar a los débiles. A todos he llegado a ser todo, para que de todos modos salve a algunos.

23 Y todo lo hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él.

24 ¿No saben que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero solo uno lleva el premio? Corran de tal manera que lo obtengan.

25 Y todo aquel que lucha se disciplina en todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible; nosotros, en cambio, para una incorruptible.

26 Por eso yo corro así, no como a la ventura; peleo así, no como quien golpea al aire.

27 Más bien, pongo mi cuerpo bajo disciplina y lo hago obedecer; no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo venga a ser descalificado.

CAPITULO 9

PABLO CONFIRMA SU ENSEÑANZA EN CUANTO A NO PONER TROPIEZO EN EL CAMINO DEL HERMANO (cap. 8:13), Y PONE SU PROPIO EJEMPLO AL NO APROVECHAR EL SUS INDUBITABLES DERECHOS DE APOSTOL, CON EL FIN DE GANAR A LOS HOMBRES PARA CRISTO.

1. ¿No soy apóstol? ¿no soy libre?—Los manuscritos más antiguos leen: “¿No soy libre? ¿no soy apóstol?” Pablo hace alusión aquí al cap. 8: “esta libertad vuestra.” Si la invocáis, yo os llamo a vosotros por testigos: ¿no la tengo yo también? ¿no soy libre?” Si lo sois vosotros, mucho más lo soy yo. Porque “¿no soy apóstol?” Así que puedo invocar no sólo la libertad cristiana sino también la apostólica. ¿no he visto a Jesúscorporalmente, no en mera visión (comp. cap. 15:8). El apóstol no hubiera podido ratificar el hecho de la resurrección, si no hubiese sido por esta aparición corporal de Jesús que le fué concedida como a Pedro y a los demás apóstoles. En Hechos 9:7, Hechos 9:17 el contraste entre las frases “los hombres que con él estaban no viendo a nadie,” y “Jesús que se te apareció en el camino,” demuestra que Jesús en realidad se apareció a Pablo en el camino a Damasco. Cuando vió a Cristo en el templo (Hechos 22:17) fué sólo “en visión.” El ser testigos de la resurrección de Cristo era una de las funciones dominantes de los apóstoles (Hechos 1:22). ¿no sois vosotros mi obra en el Señor?—Vuestra conversión fué efectuada por él (Efesios 2:10) por mi instrumentalidad.

2. el sello de mi apostolado sois vosotros—Vuestra conversión por medio de mi predicación acompañada con milagros (“señales de un apóstol,” Romanos 15:18; 2 Corintios 12:12), y vuestros dones por mí conferidos (cap. 1:7), atestiguan la realidad de mi apostolado así como el sello puesto en un documento atestigua su autenticidad (Juan 3:33. Romanos 4:11).

3. Esta es mi respuesta a los que me preguntan—A los que ponen en duda mi apostolado, a saber: que vosotros sois el sello de mi apostolado.

4. ¿no tenemos potestad—O según el griego: “derecho,” “autoridad,” o poder legal, equivalente a la “libertad” reclamada por los corintios (cap. 8:9). El “nosotros” incluye con él a sus colegas en el apostolado. La interrogativa griega expresa: “Seguramente no diréis que no tenemos potestad: ¿verdad?” “¿Acaso no tenemos el derecho de comer y beber?—sin trabajar con las manos (vv. 11, 13, 14). El que San Pablo no aprovechara este derecho lo usaron sus opositores como pretexto para insinuar que él mismo era consciente de no ser apóstol verdadero (2 Corintios 12:13).

5. ¿No tenemos potestad de traer con nosotros una hermana mujer—Es decir, “una hermana como esposa;” una hermana en aquella fe, a que hace que todos los creyentes sean hermanos y hermanas en la familia de Dios: “una mujer” por el convenio matrimonial. San Pablo da a entender que él no ejercía su indubitable derecho a casarse y a “llevar” una creyente (es decir: que le acompañase), porque así convenía al trabajo cristiano, así como para ahorrar a las iglesias los gastos de mantenerla en las largas giras que él efectuara como también para poder entregarse sin distracciones a la edificación de la iglesia de Cristo (cap. 7:26, 32, 35). Contrástese la falta de abnegación de parte de los corintios quienes ejercían su “libertad” para destruir, en vez de edificar la iglesia (cap. 8:9, 10). como los otros apóstoles—Lo que indica que algunos de ellos aprovecharon el derecho que tenían para contraer matrimonio. Sabemos por Mateo 8:14 que Cefas, o Pedro, era casado. Esta es una confutación en contra de los que se llaman seguidores de San Pedro, los romanistas, quienes privan al clero del derecho de casarse. Clemente de Alejandría, Stromata (Misceláneo), 7. sec. 63, recuerda una tradición tocante a Pedro de que cuando era llevado a la muerte animó a su esposa diciendo: “Acuérdate, mi amada, del Señor.” Véase Eusebio, Historia Eclesiástica, 3:30. y los hermanos del Señor—a quienes se les tenía en especial estima a causa de su relación con Jesús (Hechos 1:14; Gálatas 1:9). Jacobo, José, Simón y Judas. Probablemente primos hermanos de Jesús: por cuanto los primos hermanos eran llamados “hermanos” por los judíos. Alford opina que se trata de los hermanos carnales de Jesús, hijos de José y María. y Cefas?—Señalado aquí acaso por cuanto su nombre tenía grande influencia con una sección partidista de Corinto. “Si vuestro jefe favorito hace así, yo puedo, por cierto, hacerlo también” (cap. 1:12; 3:22).

6. Bernabé—Quien estuvo largo tiempo asociado con Pablo, y como él, estaba acostumbrado a la abnegación y renunciaba a su derecho de recibir manutención como ministro del Evangelio. Así pues, Pablo se mantuvo haciendo tiendas (Hechos 18:3; Hechos 20:34; 1 Tesalonicenses 2:9; 2 Tesalonicenses 3:8).

7. El ministro es espiritualmente un soldado (2 Timoteo 2:3), un labrador (cap. 3:6-8; Cantares de los Cantares 1:6), y un pastor (1 Pedro 5:2, 1 Pedro 5:4). ¿quién planta viña, y no come de su fruto?—Los manuscritos más antiguos omiten “su.”

8. ¿Digo esto según los hombres?—“como hombre;” yo hablo así no solamente de acuerdo con el criterio humano, sino también con la sanción de la ley divina.

9. No pondrás bozal al buey que trilla—(Deuteronomio 25:4.) En el Oriente, hasta el día de hoy, no llevan las gavillas al granero, sino a algún sitio al aire libre para que sea trillado el trigo bajo las patas de bueyes, o bien, por alguna maquinaria (comp. Miqueas 4:13). ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes?—¿Es el animal el objeto final por el cual se dió esta ley? No. Dios cuida de los animales inferiores (Salmo 36:6; Mateo 10:29), pero el propósito final es el bienestar del hombre, la cabeza de la creación animal. En la humana consideración demostrada hacia el animal inferior, aprendemos que aun más debiera ser demostrada en el caso del hombre, quien es el objeto ulterior de la ley; y que el obrero humano (así el espiritual como el temporal) es digno de su salario.

10. ¿O dícelo enteramente por nosotros?—¿Fué dicho, sin duda alguna, por el Autor de la ley, en bien de nosotros? Sería falso decir que Dios lo dice enteramente (en el sentido solamente) por nosotros, pero es la verdad que absolutamente lo dice para nuestro provecho, como el principal objetivo en el mundo inferior. Grocio, sin embargo, traduce: “especialmente,” en vez de “enteramente.” porque—“significando que” (Alford): con esperanza ha de arar el que ara—La obligación de no permitir que su ministro sirva sin remuneración recae sobre el pueblo. y el que trilla, con esperanza de recibir el fruto—Los manuscritos y versiones más antiguos y los “padres” leen: “el que trilla (debe trillar) con la esperanza de participar” (del fruto de la trilla). “El que ara” espiritualmente, es el que primero planta la iglesia en una parte (comp. cap. 3:6, 9); y “el que trilla,” es el ministro que cuida de la iglesia ya plantada.

11. Si nosotros os sembramos ¿es gran cosa si segáremos—enfático en el griego. Nosotros, quienes hemos sembrado en vosotros los infinitamente más preciosos tesoros del Espíritu, podemos reclamar al menos en recompensa la sola cosa que vosotros tenéis para dar, a saber, lo que alimenta a la carne (“lo vuestro carnal”).

12. Si otros tienen—sea ya apóstoles auténticos (v. 5), o falsos (2 Corintios 11:20). ¿no más bien nosotros?—Considerando las labores de mayor importancia que efectuamos a vuestro favor (2 Corintios 11:23). Mas … antes lo sufrimos todo—sin lamentarnos. Deseamos encubrir (lit., guardar como en vaso hermético) todo lo que sufrimos en circunstancias apremiantes. El mismo vocablo griego se usa en el cap. 13:7. por no poner ningún obstáculo al evangelio—Por no impedir su progreso dando ocasión a la crítica de parte de personas egoístas, en caso de recibir el sostén de parte del rebaño. Cuanto menos sean los impedimentos y los gastos causados a la iglesia, y cuanto más trabajo se haga, tanto mejor para la causa del evangelio (2 Timoteo 2:4).

13. los que trabajan en el santuario—“en cosas santas”: los sacerdotes y levitas judaicos. El griego especialmente se aplica a los primeros, los que ofrecían sacrificios. comen del santuario—Una porción de las víctimas se destinaba para el servicio del altar, y el resto se repartía entre los sacerdotes (Levítico 7:6; Números 18:6, etc.; Deuteronomio 18:1, etc.).

14. Así también ordenó el Señor—La única inferencia que se puede sacar de este pasaje es, no que el ministerio cristiano sea de un carácter sacrificial como el sacerdocio judaico, sino sencillamente, que como éste era mantenido por las contribuciones del pueblo, así también aquél debía serlo. El salario del clero era pagado al principio de ofrendas voluntarias que se hacían al celebrarse la cena del Señor. En la fiesta de amor que le precedía, todo creyente, según su capacidad, presentaba una donación; y al quedar cubierto el gasto de la mesa, el obispo ponía a un lado una porción para si, otra para los presbíteros, y otra para los diáconos; y con lo que restaba se ayudaba a las viudas, a los huérfanos, a los confesores, y a los pobres en general. [Tertuliano, Apología, cap. 39.] a los que anuncian el evangelio—Claramente señalando como el deber del ministro cristiano, en contraste con los deberes del se cerdocio judaico y los levitas, quienes servían en los sacrificios (así se entiende el griego) y en el altar (v. 13). Si la cena del Señor fuese un sacrificio (como lo pretende ser el dogma de la misa), entonces el v. 14 de seguro hubiera sido dictado de manera que correspondiera al v. 13. Nótese que el mismo Señor “ordena” los ritos del Antiguo Testamento y los del Nuevo (Mateo 10:10; Lucas 10:7).

15. El don especial de Pablo de la continencia, que le facilitaba abstenerse del casamiento sin interrumpir seriamente su mi nisterio, hacía conveniente para él lo que ordinariamente era inconveniente: a saber, que el ministerio no fuese sostenido por el pueblo. Lo que para él era un deber, sería lo opuesto para aquel a quien Dios ha encomendado una familia, sin otro medio de sostén. yo de nada de esto me aproveché—De ninguno de estos derechos o “potestad” he hecho uso (vv. 4-6, 12). ni tampoco he escrito esto—Más bien: “no obstante, no he escrito …” para que se haga así conmigolit., “en mi caso:” como se hace en el caso de un soldado, de un labrador, de un pastor de ovejas, de un arador, y de un sacerdote que sacrifica (vv. 7, 10, 13). tengo por mejor morir, antes que nadie haga vana esta mi gloria—Antes de que se me prive de mi privilegio de predicar el evangelio sin remuneración (2 Corintios 11:7). Pablo hubiera muerto de hambre antes de impedir el progreso del evangelio por algún pretexto o denuncia que se hiciese en su contra acusándolo de tener motivos interesados (2 Corintios 12:17) Compárese el caso similar de desinterés de parte de Abrahán (Génesis 14:22).

16. pues bien … no tengo por qué gloriarme—Es decir, si predico el evangelio y lo hago para recibir remuneración, no tengo motivo de “gloriarme.” Porque la “necesidad” que me está impuesta de predicar (véase Jeremias 20:9, y el caso de Jonás) quita todo motivo de “jactancia.” Mi gloria consiste en que predico de balde (v. 18): puesto que no hay necesidad de que lo haga así, es un acto voluntario mío por amor al evangelio.

17. “Si estoy haciendo esto (el predicar) espontáneamente (lo que no es el caso, puesto que me está impuesta una necesidad semejante a la que obliga al esclavo a obedecer al amo) tengo recompensa; pero si lo hago (como es el caso) involuntariamente (Hechos 9:15; Hechos 22:15; Hechos 26:16; no de mi propia voluntad natural, sino por la gracia constreñidora de Dios; Romanos 9:16; 1 Timoteo 1:13), me ha sido confiada una dispensación (la del evangelio) (y así no puedo reclamar “recompensa” alguna, dado que sólo “he hecho lo que era mi deber, Lucas 17:10, pero me expongo al “ay,” v. 16, si en ella falto).

18. ¿Cuál, pues, es mi merced?—O “recompensa”. La respuesta está en el v. 19, a saber: que predicando el evangelio sin cobrar, cuando hubiera podido reclamar con justicia mi derecho a la manutención, pueda “ganar a más.” Que … ponga el evangelio de Cristo de balde—Los manuscritos más antiguos omiten estas palabras. para no usar mal—Más bien: “para no aprovechar plenamente mi derecho.” Esta era la base de su “gloria”; pero la “recompensa” final que él anhelaba era ganar a cuantos más le fuese posible (v. 19). Lo primero, que incluye también esto, viene a ser la respuesta a la pregunta: “¿Cuál es mi merced?” Pero en realidad, la “merced” o “recompensa” era la finalidad principal de su predicación gratuita, a saber: para ganar a más. Con este propósito, y no por tener de que gloriarse, rehusaba la remuneración.

19. siendo libre para con todos—Esto es, libre del poder de todos los hombres. me he hecho siervo de todos por ganar a máslit., “a los más,” a cuantos más me sea posible. “Ganar” es una expresión propia por tratarse de una “recompensa” (1 Tesalonicenses 2:19); por lo tanto, la repite frecuentemente (v. 20-22).

20. Heme hecho a los Judíos como Judío—No en las cosas definidas por la ley, sino por el uso judaico. No judaizando en lo esencial, sino en asuntos que no comprometían sus principios (comp. Hechos 16:3; Hechos 21:20); coincidencia que no fué premeditada entre la historia y la epístola, y que es una prueba de la autenticidad de ésta. a los que están sujetos a la ley, como sujeto a la ley—En las cosas definidas por la ley, tales como las ceremonias que entonces no estaban en pugna con el cristianismo. Tal vez la razón para distinguir esta clase de la anterior, es que Pablo pertenecía nacionalmente a “los judíos”, pero no pertenecía por sus creencias, a la clase de aquellos “que estaban bajo la ley.” Esta opinión está confirmada por la leccion insertada aquí por los manuscritos más antiguos, otras versiones, y los “padres”: “aunque yo no sea (no esté) sujeto a la ley”.

21. A los que son sin ley—Es decir, los que no tiene una ley revelada; los paganos (comp. Romanos 2:12, con v. 15). como si yo fuera sin ley—No imponiéndoles las ceremonias y las “obras de la ley,” sino “la fe que es por el oir” (Romanos 10:17 Gálatas 3:2). Asimismo, hablando de la manera como ellos lo hacían, como en Atenas, con argumentos sacados de sus mismos poetas (Hechos 17:28). no estando yo sin ley de Dios—“Al mismo tiempo que estaba de acuerdo con otros en asuntos de poca trascendencia, me cuidaba de no estar sin ley con respecto a Dios, y en la ley (responsable a la ley) con respecto a Cristo.” Esta es la posición verdadera del cristiano con respecto al mundo, a sí mismo, y a Dios. Todas las cosas se desarrollan conforme a la ley que les rige. Así el cristiano, aunque ya no está sujeto a una ley literal que le constriña desde fuera, está sujeto a un principio o ley interior: el espíritu de fe en Cristo que obra desde dentro como el germen de una vida nueva. No dice en el griego “bajo (como en el v. 21) la ley de Cristo;” sino que usa la expresión más blanda, “en la ley,” responsable a la ley. Cristo estuvo sujeto a la ley por nosotros, de modo que nosotros ya no estamos sujetos a la ley (Gálatas 3:13, Gálatas 3:24), sino a él, como los miembros a la Cabeza (cap. 7:22; Romanos 8:1; Pedro 2:16). Los cristianos servimos a Cristo en novedad de espíritu, ya no en la vejez de la letra (esto es, la antigua ley externa como tal), Romanos 7:4. El Padre ha delegado propiamente su autoridad a Cristo, como cabeza del hombre (Juan 5:22, Juan 5:27); de ahí que el apóstol sustituya a “Cristo” por “Dios” en la segunda cláusula, “no sin ley de Dios, más en la ley de Cristo.” La ley de Cristo es la ley del amor (Gálatas 6:2; véase 5:13).

22. Me he hecho … flaco por ganar a los flacos—es decir, para establecer, en vez de hacer tropezar, a los cristianos inexpertos (cap. 8:7). Romanos 14:1 dice: “Débiles de la fe.” Alford piensa que los “débiles” no son los cristianos, porque éstos ya están “ganados”; sino los que están aún fuera de la iglesia, los que están aún “sin fuerza” para creer (Romanos 5:6). Pero cuando los cristianos “débiles” son guardados por el amor condescendiente de los hermanos más fuertes, para que no caigan de la fe, bien se puede decir que son “ganados.” para que de todo punto—Usando “todos los medios.” salve a algunos—Vale el empleo de “todos los medios” para ganar a pocos. Condescendía con los sentimientos de muchos que pertenecían a las diferentes clases sociales. para ganar de entre ellos a algunos.

23. esto hago … por hacerme … participante de él—“Coparticipante” de las bendiciones del evangelio prometidas para cuando Cristo venga por segunda vez. De ellos, (no de él, a saber, los “ganados” por mí para el evangelio.

24. ¿No sabéis que los que corren—Refiriéndose a los juegos ístmicos, de los que la carrera a pie era el principal, los cuales eran, por supuesto, bien conocidos, y eran tema de patriótico orgullo para los corintios que vivían en la region contigua. Estos juegos periódicos eran a los griegos una pasión más bien que un mero entretenimiento; de ahí que se usaran correctamente como una figura del ardor cristiano. en el estadio—Según el griego: “campo de carreras.” todos … corren mas uno lleva el premio—Aunque supiésemos que uno solo se salvaría, con todo vale bien la pena todo el esfuerzo que hagamos de nuestra parte. [Bengel.] Asimismo, en la carrera cristiana no “todos” los que corren ganan (cap. 10:1-5). Corred de tal manera que lo obtengáis—dicho parentéticamente. Con estas palabras los instructores de los gimnasios y los espectadores exhortaban a los estudiantes para estimularlos a hacer el máximo esfuerzo. El gimnasio era un rasgo prominente de toda ciudad griega. Cada candidato tenía que jurar que había consagrado diez meses a su preparación, y que no violaría ninguno de los reglamentos (2 Timoteo 2:5; comp. 1 Timoteo 4:7). Se mantenía a una dieta estricta, absteniéndose del vino y de los manjares deliciosos, y soportando el frío, el calor y la disciplina más rigurosa. El “premio” que se adjudicaba era una guirnalda de hojas verdes; en el Istmo, se usaban las del pino indígena, por las que se sustituía temporalmente el perejil (v. 25). En el griego el término traducido “obtener” implica el “obtener completamente.” Es en vano empezar, a menos de que perseveremos hasta el fin (Mateo 10:22; Mateo 24:13; Apocalipsis 2:10). El “de tal manera” significa con una perseverancia, para la carrera celestial, semejante a la que exhiben “todos” los corredores de la carrera terrenal aludida, a fin de alcanzar el premio.

25. aquel que lucha—Esta es una forma de juego aun más severa que la carrera a pie. de todo se abstiene—Así también Pablo se disciplinaba abnegadamente dejando de reclamar para sí su manutención por amor a la “recompensa,” a saber, “el ganar a más” (vv. 18, 19). para recibir una corona corruptiblepronta a marchitarse, ya que era hecha simplemente de las hojas de los abetales que rodeaban los estadios ístmicos. mas nosotros incorruptible—(1 Pedro 1:4; 1 Pedro 5:4; Apocalipsis 2:10). El término “corona” aquí no se refiere a la de un rey (el que se expresa por otro vocablo griego diferente que significa “diadema”), sino una guirnalda.

26. Así que, yo—El apóstol vuelve a su tema principal: su propia abnegación y los móviles de su acción. corro, no como a cosa incierta—No como un corredor que dudara del premio. Vosotros corintios, no alcanzáis ninguna finalidad con entrar en los templos idolátricos y comer lo ofrecido a ídolos. Pero yo, por mi parte, en todos mis hechos, ya sea haciéndome “todo a todos los hombres,” o rehusando el sostén por parte de los convertidos, tengo en vista un propósito determinado, a saber: “ganar a más” creyentes. Yo sé cuál es mi meta, y qué hacer para alcanzarla. El que corre con propósito claro, mira hacia adelante, hacia la meta. como su sola finalidad; arroja de sí todo estorbo (Hebreos 12:1), le es in diferente la opinión de los espectadores, y a veces una caída sólo sirve para estimularle tanto más. [Bengel.] no como quien hiere el aire—en vez de pegar al adversario. Aludiendo a la esciamaquia o boxeo en la escuela de combate simulado (comp. cap. 14:9), donde daban golpes al aire como a un adversario imaginario. El adversario real es Satanás, que obra en nuestra contra por medio de la carne.

27. Antes hiero mi cuerpolit., golpeo mi rostro debajo de los ojos dejándolo así amoratado, para castigar mi cuerpo en la parte más sensible. Véase “mortificáis las obras de la carne,” Romanos 8:13; también 1 Pedro 2:11. No son los ayunos ni las maceraciones ascéticas del cuerpo lo que aquí se recomienda, sino la sujeción de nuestro egoísmo natural, para poder consagrarnos, cual Pablo, enteramente a la gran obra de Cristo. La expresión “mi cuerpo”, se refiere al viejo hombre, y lo que queda de los deseos carnales, es decir hasta donde la carne se oponga al espíritu [Estio] (Gálatas 5:17). Los hombres pueden tratar severamente el cuerpo y, al mismo tiempo, satisfacer sus concupiscencias. El ascético “descuido del cuerpo” puede ser siempre un modo sutil de “satisfacer la carne” (Colosenses 2:23). A menos de que el alma tenga sujeto el cuerpo, el cuerpo sujetará el alma. Uno puede hacer de su cuerpo un siervo bueno o un mal amo. y lo pongo en servidumbre—Como un esclavo llevado cautivo; así se entiende el original griego. no sea que, habiendo predicado a otros—anunciado, pregonado a otros. Pablo sigue pensando en el campo de carreras. Los pregoneros llamaban a los corredores a la pista [Platón, Legg. 8.833], y colocaban la guirnalda en la cabeza de los ganadores, haciendo saber el nombre de los mismos. [Bengel.] Probablemente anunciaban las reglas del combate, lo que correspondía a la predicación de los apóstoles. El predicador cristiano también participaba en la lucha, y en esto se distinguía del heraldo en los juegos. yo mismo venga a ser reprobado—perdiendo con pena el premio yo mismo, después de haber llamado a otros a la lucha, y siendo rechazado por Dios, el Juez de la carrera cristiana, a pesar de haber yo, por mi predicación, conducido a otros ante él para que fuesen aceptados. Compárese el termino equivalente en Jeremias 6:30; 2 Corintios 13:6. Pablo enseña que si aun hacía falta tal vigilancia abnegada y constante de parte de él, a pesar de todas sus labores efectuadas a favor de otros, para hacer más segura su propia vocación, cuanto más hacía falta esta vigilancia a los corintios, quienes, muy al contrario, abusaban hasta el extremo, de la libertad cristiana.

Continúa después de la publicidad