Apocalipsis 1:1-20

1 La revelación de Jesucristo, que Dios le dio para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y que dio a conocer enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan,

2 quien ha dado testimonio de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo, de todo lo que ha visto.

3 Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas escritas en ella, porque el tiempo está cerca.

4 Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia a ustedes y paz de parte del que es y que era y que ha de venir, y de parte de los siete Espíritus que están delante de su trono,

5 y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos libró de nuestros pecados con su sangre,

6 y nos constituyó en un reino, sacerdotes para Dios su Padre; a él sea la gloria y el dominio para siempre jamás. Amén.

7 He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá: aun los que le traspasaron. Todas las tribus de la tierra harán lamentación por él. ¡Sí, amén!

8 “Yo soy el Alfa y la Omega”, dice el Señor Dios, “el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”.

9 Yo Juan, su hermano y copartícipe en la tribulación y en el reino y en la perseverancia en Jesús, estaba en la isla llamada Patmos por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.

10 Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta,

11 que decía: “Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias: a Éfeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardis, a Filadelfia y a Laodicea”.

12 Di vuelta para ver la voz que hablaba conmigo. Y habiéndome vuelto, vi siete candeleros de oro,

13 y en medio de los candeleros vi a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido con una vestidura que le llegaba hasta los pies y tenía el pecho ceñido con un cinto de oro.

14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana blanca, como la nieve, y sus ojos eran como llama de fuego.

15 Sus pies eran semejantes al bronce bruñido, ardiente como en un horno. Su voz era como el estruendo de muchas aguas.

16 Tenía en su mano derecha siete estrellas, y de su boca salía una espada aguda de dos filos. Su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.

17 Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y puso sobre mí su mano derecha y me dijo: “No temas. Yo soy el primero y el último,

18 el que vive. Estuve muerto, y he aquí que vivo por los siglos de los siglos. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.

19 Así que, escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas.

20 En cuanto al misterio de las siete estrellas que has visto en mi mano derecha, y de los siete candeleros de oro: Las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros son las siete iglesias.

CAPITULO 1

TITULO: ORIGEN Y PROPOSITO DE ESTA REVELACION: BENDICION SOBRE EL LECTOR Y GUARDADOR DE ELLA, POR ESTAR CERCANO EL TIEMPO: LAS SIETE IGLESIAS: SALUTACION APOSTOLICA: LA NOTA TONICA, “HE AQUI VIENE” (Comp. 22:20, “Ciertamente vengo en breve”): VISION PBELIMIAR DEL HIJO DEL HOMBRE EN LA GLORIA, ENTRE LOS SIETE CANDELEROS, CON LAS SIETE ESTRELLAS EN SU DIESTRA.

1. revelación—Un apocalipsis o descubrimiento de las cosas que habían estado veladas. Un manifiesto del reino de Cristo. El manual de viaje de la Iglesia para los tiempos de los cristianos gentiles. No una historia detallada del futuro, sino una representación de las grandes épocas y principales poderes en el desarrollo del reino de Dios en relación con el mundo. La teoría eclesio histórica va contra el gran principio de que la Escritura se interpreta a sí misma. La Revelación ha de enseñarnos a entender los tiempos, no los tiempos de interpretarnos el Apocalipsis, aunque está en la naturaleza del caso que una influencia reflexiva se ejerce aquí, y es entendida por los prudentes. [Auberlen.] El libro se compone de series de grupos paralelos, no en orden cronológico. Con todo hay un desarrollo histórico orgánico del reino de Dios. En este libro todos los demás libros de la Biblia se encuentran y terminan: en él está la consumación de toda profecía previa. Daniel predice al Cristo y la destrucción de Jerusalén, por los romanos, y al último Anticristo. Pero la Revelación de Juan llena el período intermedio, y describe el milenio y el estado final de más allá del Anticristo. Daniel, como piadoso estadista, contempla la historia del pueblo de Dios en relación con los cuatro imperios mundiales. Juan, como apóstol, contempla la historia desde el aspecto de la Iglesia Cristiana. El término apocalipsis no se aplica a ningún libro del Antiguo Testamento. Daniel se acerca a ello más que ninguno; pero lo que se le dijo a Daniel que sellara y cerrara hasta el tiempo del fin, a Juan, ya que el tiempo está cercano (1:3), se le ordena que lo revele. de Jesucristo—que viene de él. Jesucristo es el Autor del Apocalipsis, no Juan el escritor. Cristo enseñó muchas cosas antes de su partida; pero las que no convenía anunciar en aquel entonces las reunió en el Apocalipsis, [Bengel.] Comp. su promesa, Juan 15:15, “Todas las cosas que he oído de mi Padre, os las he hecho conocer;” también, Juan 16:13, “El Espíritu de verdad os enseñará cosas por venir.” Los Evangelios y Hechos son los libros, respectivamente, de su primer advenimiento, en la carne y en el Espíritu; las Epístolas son comentarios inspirados sobre los mismos. El Apocalipsis es el libro de su segundo advenimiento y de los eventos preliminares a él. que Dios le dió—El Padre se revela a sí y su voluntad, en su Hijo y por su Hijo. para manifestar—la palabra vuelve a aparecer en 22:6; tan perfectamente las partes del Apocalipsis tienen referencia las unas a las otras. Es su excelencia particular el que comprende un perfecto compendio de cosas futuras, y éstas que difieren extensamente: cosas cercanas, cosas lejanas, cosas entre aquéllas y éstas; cosas grandes y pequeñas; que destruyen y que salvan; repetidas de profecías antiguas y nuevas, y éstas entretejidas unas con otras, contrarias y mutuamente concordantes; que se envuelven y se desenvuelven mutuamente; de modo que en ningún otro horo más que en éste tendría la adición o la substracción de una sola palabra o frase (22:18, 19) el efecto de desfigurar el contexto y el cotejo de los pasajes. [Bengel.] a sus siervos—no solamente a “su siervo Juan,” sino a todos sus siervos (22:3). en breve—“Presto,” Griego, “rápidamente;” lit., “con rapidez.” Comp. “el tiempo está cercano” (1:3; 22:6); “he aquí vengo presto” (22:7). No que las cosas profetizadas estuviesen cercanas según la computación de los hombres; sino que esta palabra “presto” envuelve un correctivo de nuestra estimación de los eventos y períodos del mundo. Aunque los “mil años” (cap. 20) están incluídos, se declara que el tiempo está cercano. Lucas 18:8, “Presto.” La Iglesia Israelita vehemente se apresuró hasta su predicho fin, la cual ansia prematura, la profecía retarda (Daniel 9). La Iglesia Gentilica necesita que se le recuerde lo pasajero que es este mundo, que ella fácilmente puede creerlo su hogar permanente, y lo cercano que está el advenimiento de Cristo. Por una parte la Revelación dice, “el tiempo está cerca;” por otra, la sucesión de los sellos, etc., manifiestan que muchos eventos deben intervenir primero. enviándola—el Señor Jesús. por su ángel—El ángel no se presenta para “significar” las cosas a Juan sino hasta el 17:1; 19:9, 10. Antes de entonces Juan recibe la información de otros. Jesucristo principia la Revelación (1:10, 11; 4:1; Efesios 6:1 uno de los cuatro seres animados es su informante; en 7:13, uno de los ancianos; en 10:8, 9 el Señor y su ángel, que se pararon en el mar y en la tierra). Sólo al fin (17:1) se pone a su lado un ángel (comp. Daniel 8:16; Daniel 9:21; Malaquías 1:19).

2. ha dado testimonio—“testificó la palabra de Dios” en este libro. Nosotros diríamos “testifica;” los antiguos en comunicaciones epistolares usaban el aoristo. La palabra de Dios constituye su testimonio; Malaquías 1:3, “las palabras de esta profecía.” testimonio de Jesucristo—es “el espíritu de la profecía” (Malaquías 19:10). y de todas las cosas—Los manuscritos más antiguos omiten “y”, y leen “cuantas cosas viste,” en aposición a la frase, “la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.”

3. el que lee, y los que oyen—eso es, el lector público en las asambleas de la iglesia y los que le escuchan. En primer lugar, aquel por el cual Juan envió el libro desde Patmos a las siete iglesias y los leyó públicamente: un uso muy escriturario y provechoso. Una bendición especial acompaña al que lee y al que oye la “profecía” apocaliptica con el propósito de guardar las cosas de ella. No hay dos clases; la bendición es para los que oyen la palabra y la guardan, Romanos 2:13; aunque no encuentren la clave para la interpretación de ella, hallan un estímulo para su fe. su esperanza, y paciente espera de Cristo. Nota: el término “profecía” tiene relacíón al medio humano, o sea el profeta inspirado (en este caso Juan); el término “Revelación”, al Ser divino que revela su voluntad (aquí Jesucristo). Dios dió la revelación a Jesús; él mediante su ángel la dió a Juan, quien había de manifestarla a la Iglesia.

4. Juan—el apóstol. Pues nadie sino él (descontado que el autor es honrado) se hubiera firmado así sin especificativo alguno. Como el solo sobreviviente y representante de los apóstoles y testigos oculares del Señor, no necesitaba de otra designación más que su nombre, para ser reconocido por sus lectores. siete iglesias—no que no hubiese más que siete en aquella región. sino que siete se elige porque significa totalidad. Estas siete iglesias representan la Iglesia universal de todos los lugares y tiempos. Véase Trench (Epístolas a las Siete Iqlesias), nota interesante sobre el 1:20, el número siete. Es el número del pacto, la señal de la relación del pacto de Dios con la humanidad, y especialmente con la Iglesia. Por ejemplo, el séptimo día, sábado (Génesis 2:3; Ezequiel 20:12). La circuncisión, señal del pacto, después de siete días (Génesis 17:12). Los sacrificios (Números 23:1, Números 23:14, Números 23:29; 2 Crónicas 29:21). Comp. también los actos de Dios tipicos de su pacto (Josué 6:4, Josué 6:15; 2 Reyes 5:10). Las fiestas ordenadas por períodos de siete. (Deuteronomio 15:1; Deuteronomio 16:9, Deuteronomio 16:13, Deuteronomio 16:15). Es una combinación de tres: el número divino (así la Trinidad, el tres veces santo, Isaías 6:3; la bendición trina de Números 6:24), y de cuatro el número del mundo organizado en su extensión (así los cuatro elementos, las cuatro estaciones, los cuatro vientos, los cuatro puntos cardinales, los cuatro seres animados, emblemas de la vida redimida de la creación,Números 4:6; Ezequiel 1:5, con las cuatro caras, y cuatro alas cada uno; las cuatro bestias, y los cuatro metales, que representaban los cuatro imperios mundiales, Daniel 2:32; Daniel 7:3; el evangelio cuadrilateral destinado para todas partes del mundo; el líenzo atado de los cuatro cabos, Hechos 10:11; los cuatro cuernos, la suma de las fuerzas del mundo contrarias a la Iglesia, Malaquías 1:18). En el Apocalipsis, donde el pacto de Dios con la Iglesia llega a su culminación, en forma propia el número siete ocurre aun más frecuentemente que en otras partes de la Escritura. Asia—Proconsular, gobernada por un procónsul romano: que comprende a Frigia, Misia, Caria, y Lidia: el reino que Atalo III había legado a Roma. gracia … paz—salutación apostólica paulina. En sus epístolas pastorales agrega la palabra “misericordia:” Joel 1:3. del que es … era … ha de venir—Una perífrasis por el incomunicable nombre de Jehová, existente por sí solo, inmutable. Por ser indeclinable la designación en el griego aquí denota su inmutabilidad. Tal vez la razón por qué usa la frase “el que ha de venir”, y no “el que vendrá,” es porque el gran tema del Apocalipsis es la venida del Señor (Malaquías 1:7). Con todo, es el Padre en distinción de “Jesucristo” (Malaquías 1:5) que aquí se significa. Pero tan uno son el Padre e Hijo, que la designación “que ha de venir”, más inmediatamente aplicable a Cristo, se usa aquí del Padre. los siete Espíritus que están delante de su trono—los manuscritos más antiguos omiten “están.” delante—“en la presencia de.” El Espíritu Santo en su energía séptula (eso es, perfecta, completa, y universal). Corresponde así a “las siete iglesias.” Uno en su esencia, múltiple en sus influencias benévolas. Los siete ojos contemplan la piedra puesta por Jehová (Malaquías 5:6). Cuatro es el número de los seres creados (comp. el querubín cuádruple); siete es el número de la revelación de Dios en el mundo.

5. el testigo fiel—de la verdad tocante a sí mismo y a su misión de Profeta, Sacerdote, y Rey Salvador. “El fue el testigo fiel, porque todo lo que ha oído del Padre fielmente lo ha hecho conocer a sus discípulos. También, porque enseñó el camino de Dios en verdad, y no se cuidó del hombre, ni tuvo acepción de personas. También, porque la verdad que enseñó con palabras la confirmó con milagros. También, porque el testimonio; de él mismo de parte del Padre no lo negó ni aun en la muerte. En fin, porque dará testimonio verdadero de las obras de buenos y de malos en el día del juicio.” [Ricardo de San Víctor en Trench.] El caso nominativo del griego en aposición al genitívo, “Jesucristo”, da realce a “testigo fiel”. el primogénito de los muertos—(Colosenses 1:19) Lázaro resucitó para morir de nuevo. Cristo se levantó para no morir más. La figura no es como si la tumba fuese la matriz del nacimiento de resurrección [Alford]: sino como Hechos 13:33 y Romanos 1:4 tratan la resurrección de Cristo como la época y el evento que cumplieron la Escritura, Salmo 2:7, “Hoy (en la resurrección) yo te he engendrado.” Fué entonces cuando su filiación divina como el Dios-hombre fué manifestada y abiertamente atestiguada por el Padre. Así nuestra resurrección y nuestra filiación, o generatión, manifestada, están conectadas. Por tanto, “regeneración” se usa para determinar el estado de resurrección de la restitución de todas las cosas (Mateo 19:28). príncipe—o Gobernador. La dignidad real del mundo que el Tentador ofreció a Jesús a condición de que le rindiera homenaje y evitara así la cruz, la ha alcanzado con la cruz. “Los reyes de la tierra” conspiraron en contra del Ungido del Señor (Salmo 2:2): a éstos los desmenuzará (Salmo 2:9). Los que a tiempo son sabios y besan al Hijo le traerán su gloria en su manifestación como Rey de reyes, cuando haya destruído a sus enemigos. Al que nos amó—Los manuscritos más antiguos leen, “… nos ama.” Es su crácter perdurable, nos ama. Su amor reposa para siempre sobre su pueblo. nos ha lavado—Los manuscritos más antiguos leen, “nos desató:” así Andreas y Primasius. Un manuscrito muy antiguo, la Vulgata y Cóptica, leen, acaso sacado Deuteronomio 7:14, “Nos desató (libró) en (virtud de) su sangre,” siendo la más difícil lección de entender, es menos probable que sea de los copistas. La referencia es al griego lutron, el rescate pagado por nuestra liberación (Mateo 20:28). En favor de nuestra versión (ha lavado) está el uso de los sacerdotes que, antes de ponerse la vestidura sagrada para servir en el templo, se lavaban: así los creyentes espirituales, como sacerdotes a Dios, deben primero ser lavados en la sangre de Cristo de toda mancha, antes que puedan servir a Dios debidamente ahora y administrar después como dispensadores de la bendición a las naciones sojuzgadas en el reino milenial, o servir delante de Dios en el cielo.

6. Y nos ha hecho reyes—Los manuscritos más antiguos leen, “un reino:” uno de ellos, “para nosotros”. Más preferible es, “Nos hizo (ser) un reino …” Así Éxodo 19:6, “un reino de sacerdotes:” 1 Pedro 2:9, “un sacredocio real.” Los santos constituirán un reino único de Dios, y ellos mismos serán reyes (1 Pedro 5:10). Compartirán de su trono regiosacerdotal en el reino milenial. El énfasis cae más en reino que en sacerdotes: mientras que en nuestra versión se distribuye por igual en ambas palabras. Este libro hace notable hincapié en el reino de los santos. Son reyes porque son sacerdotes: el sacerdocio es la base continua y la legitimación de su dignidad real; son reyes en relación con los hombres, sacerdotes en relación con Dios, sirviéndole día y noche en su templo (1 Pedro 7:15; 1 Pedro 5:10). Los sacerdotes reyes gobernarán, no de una manera mecánica externa, sino simplemente en virtud de lo que son, por el poder de la atracción y convicción que subyugan al corazón. [Auberlen.] sacerdotes—que tienen preeminentemente el privilegio de cercano acceso del rey. Los hijos de David eran sacerdotes (hebreo), 2 Samuel 8:18. La distinción de sacerdotes y pueblo, más cercanos y más lejanos de Dios, dejarán de existir; todos tendrán acceso inmediato a Dios. Todas las personas y cosas serán santas al Señor. para Dios y su Padre—Hay un solo articulo en el grisgo: tradúzcase pues, “Al que es a la vez el Dios y Padre suyo.” gloria e imperioGriego, “la gloria y el poder.” La doxología trina ocurre en el 4:9, 11; cuádrupla en el 5:13; Judas 1:25; séptula en el 7:12; 1 Crónicas 29:11. La doxología ocupa lugar de importancia en el cielo, como la oración en la tierra. Si pensáramos primero en la gloria de Dios (como en la oración modelo), y diésemos segunda importancia a nuestras necesidades, agradaríamos más a Dios y obtendríamos nuestras peticiones mejor de lo que hacemos. para siempre jamásGriego, “Hasta los siglos de los siglos.”

7. con las nubes—eso es, del cielo. “Una nube le ocultó de la vista de ellos” en su ascensión (Hechos 1:9). Su ascensión corresponde a la manera de su retorno (Hechos 1:11). Las nubes son símbolos de ira para los pecadores. todo ojo—su venida será pues una aparición personal, visible. le verá—Es porque no lo ven ahora qne no quieren creer. Comp. en contraste Juan 20:29. y los que—éstos en particular; “cuales fuesen.” En primer orden, en su venida premilenial, los judíos, “que mirarán a aquel a quien traspasaron” y llorarán en arrepentimiento, y dirán “bienaventurado el que viene en el nombre del Señor.” En segundo término, y aquí principalmente, en el juicio general, todos los impíos, no sólo los que en efecto le traspasaron, sino también los que lo hicieron con sus pecados, le contemplarán temblando de temor. Juan es el único de los evangelistas que recuerda el lanzazo en el costado del Señor. Esta alusión lo identifica por autor del Apocalipsis. La realidad de la humanidad de Cristo y de su muerte se comprueba por el hecho del costado abierto; y el agua y sangre de su costado eran el antitipo de las aguas levíticas de purificación y ofrendas sangrientas. todos los linajes … lamentarán—todos los inconversos en el juicio general, y en especial en su venida premilenial, la confederación anticristiana (Malaquías 12:3, Malaquías 12:9; Malaquías 14:1; Mateo 24:30). “Linajes,” Griego “tribus.” Sobre la limitación de “todos,” véase 13:8. Aun los piadosos, regocijándose en el amor de Dios, con todo sentirán la tristeza penitencial por sus pecados, los que serán manifestados todos en el juicio general. Así sea. Amén—El sello de Dios para su propia palabra; al que corresponde la oración del creyente (22:20). El “así sea” es griego; el “amén” es hebreo. A los gentiles asi como a los judíos sus promesas y sus amonestaciones son inalterables.

8. el Alpha y la Omega—la primera y última letras del alfabeto. Dios en Cristo comprende todo lo que va en medio, así como también el principio y fin. principio y fin—Omitidas en los manuscritos más antiguos, halladas en la Vulgata y Cóptica. Los copistas las habrán insertado por la frase del 21:6. En Cristo, el Génesis, el Alfa del Antiguo Testamento y el Apocalipsis, la Omega del Nuevo Testamento, se encuentran: el último libro nos presenta al hombre y Dios reconciliados en el Paraíso,, como el primer libro presentó al hombre en el principio inocente, gozando el favor de Dios en el Paraíso. Dios termina al fin lo que principió. Siempre el mismo: delante del dragón, de la bestia, del falso profeta, de todos los enemigos. La consolación anticipadora para los santos bajo las venideras tribulaciones de la Iglesia. el Señor—Los manuscritos más antiguos: “el Señor Dios,” o “Jehová el Dios.” TodopoderosoHebreo, Shaddai, y Jehová Sabaoth, eso es, de los ejércitos: Comandante de las huestes o poderes en cielo y tierra, poderoso por tanto para vencer a todos los enemigos de la Iglesia. Cita de Isaías, repetida a menudo en el Apocalipsis, no hallada en otra parte del Nuevo Testamento salvo 2 Corintios 6:18.

9. Yo Juan—Así “Yo Daniel” (Daniel 7:28; Daniel 9:2; Daniel 10:2). Uno de los muchos rasgos de semejanza entre los videntes apocalípticos del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento. Ningún otro escritor de la Escritura usa la frase. vuestro hermano—así como también apóstol. En su Evangelio y Epístolas no hace mención de su nombre, aunque se describe como “el discípulo a quien Jesús amó.” Aquí, con igual humildad, se nombra, pero no hace mención de su apostolado. partícipanteGriego, “copartícipe en la tribulación.” La tribulación es el necesario precursor del “reino,” por tanto, va un solo artículo prefijado: “la tribulación, reino y paciencia.” Así los manuscritos más antiguos. La tribulación del reino debe llevarse con paciencia. Las tres cosas son inseparables. paciencia—Tradúzcase, “el soportar,” “continuación perseverante duradera” (Hechos 14:22); “la reina de las gracias (virtudes).” [Crisóstomo.] de—Los manuscritos más antiguos leen “en Jesús,” o “Jesucristo.” Es en él en quien los creyentes tienen el derecho al reino, y la fuerza espiritual para poder soportar con paciencía en pro del reino. estabaGriego, “fuí hecho presente.” en … Patmos—Véase Introducción tocante a esta isla, y el destierro de Juan bajo Domiciano, libertado luego bajo Nerva. Restringido a este punto de terreno, se le permitió penetrar en las amplias esferas y los secretes del cielo. Así bebió Juan de la copa de Cristo, y fué bautizado en su bautismo (Mateo 20:22). por la palabraGriego, “en bien de,” o “a causa de la palabra de Dios y … testimonío.” Dos de los manuscritos más antiguos omiten el segundo “por,” así “la palabra de Dios” y el testimonio de Jesús (Cristo, omitido en dos de los manuscritos más antiguos) están más intimamente unídos. El Apocalipsis siempre ha sido más apreciado por la Iglesia en tiempos de adversidad. Así la Iglesia Asiática lo apreció menos en los tiempos prósperos de Constantino. La Iglesia Africana estando más expuesta a la cruz, lo aprovechó mucho más.

10. Yo fuíGriego, Fuí hecho, o resulté estar: “en (el) Espíritu,” en un estado de éxtasis; estando excluído el mundo exterior, y poseída la vida íntima y superior, o el espíritu, por el Espíritu de Dios, de modo que queda establecida inmediatamente la conexión con el mundo invisible. Mientras el Profeta “habla” en el Espiritu, el vidente apocalíptico está en Espiritu con toda su persona. El espíritu sólo (lo que nos conecta con Díos y el mundo invisible) es activo, o más bien recipiente en la condición apocalíptica. Con Cristo este estar “en el Espíritu” no era la excepción, sino su estado continuo. en el dia del SeñorGriego, “dominical” (kuriake), del Señor. Forzosamente detenido de la comunión de la Iglesia con los hermanos en el santuario el día del Señor, la conmemoración semanal de la resurrección. Juan estaba en comunión espiritual con ellos. Esta es la mención más primitiva del término “el día del Señor.” Pero la consagración del día al culto, a la limosna, a la cena del Señdor, está implícita en Hechos 20:7; 1 Corintios 16:2; comp. Juan 20:19. El nombre (kuriake) corresponde a la “cena del Señor” (1 Corintios 11:20). Ignacio parece aludir al “día del Señor” (ad Magnes. 9). Justino Mártir Apología, 2.98, etc.: “En domingo celebramos nuestra reunión conjunta: porque el primer día es aquel en que Dios, habiendo quitado las tinieblas y el caos, hizo el mundo, y Jesucristo nuestro Salvador resucitó de los muertos.” Al día del Señor Plinio sin duda se refiere (Exodo 97, B. 10), “Los cristianos en un día fijo se reúnen antes del alba y cantan un himno a Cristo como a Dios …” Tertuliano (De Coron. 3), “En el día del Señor juzgamos mal el ayunar” Melito, obispo de Sardis (siglo dos) escribió un libro sobre el día del Señor (Eusebio,1 Corintios 4:26). También, Dionisio de Corinto en Eusebio, Historia Eclesiástica 4:23, 8. La teoría de que se signifíque el dia de la segunda venida de Cristo es insostenible. “El día del Señor” es diferente en el griego del “día dominical (del Señor)”, el cual día dominical en la Iglesia antigua siempre determina nuestro domingo, aunque no es imposible que los dos vayan a coincidir (al menos en algunas partes de la tierra), de donde una tradición se menciona en Jerónimo, sobre Mateo 25, de que la venida del Señor era esperada especialmente en el día dominical de la pascua. Las visiones del Apocalipsis, los sellos, las trompetas, las copas, etc., están por grupos de siete, y naturalmente empiezan en el primer día de los siete, el cumpleaños de la Iglesia, cuyo porvenir revelan. una gran voz—llamando solemne atención. El orden griego: “voz fuerte como (la) de trompeta.” La trompeta convocaba las fiestas religiosas, y acompaña la revelación por Dios de sí mismo.

11. Yo soy el alpha y Omega. el primero y el último—La frase completa omitida de los manuscritos más antiguos. Escribe en un libro—A este libro, que tiene semejante origen, y a los otros libros de la Sagrada Escritura, ¿quién hay que les dé el peso que su importancia demanda, prefiriéndolos a los muchos libros del mundo? [Bengel.] siete iglesias—Como había otras iglesias en el Asia Proconsular (Mileto, Magnesia, Tralles), además de las siete especificadas, sin duda se elige a siete a causa de su significado místico, en expresión de totalidad y universalidad. Las palabras “que están en Asia” son rechazadas por los manuscrítos más antiguos, A, B, C, Cipriano, Vulgata y Siríaca; la Cóptica sola de las autoridades antiguas sostiene la lección. Estas siete son iglesias representativas; y, como un todo complejo, encarnan las principales características espirituales de la Iglesia, ya sea fiel, ya infiel, en todas las edades. Las iglesias elegidas no lo fueron de casualidad, pero tienen un complemento multilateral. Por una parte, tenemos a Esmirna, iglesia expuesta a persecuciones de muerte; por otra, la Sardis, que tiene un nombre de vida espiritual, estando muerta. Otra vez, Laodicea, rica y sin necesidad de nada en su propia opinión, con amplios talentos, pero tibia en la causa de Cristo: mientras que Filadelfia, con poquita fuerza, guardando empero la palabra de Cristo y teniendo delante una puerta de servicio provechoso abierta por Cristo mismo. Otra vez, Efeso, intolerante de la maldad y de los falsos apóstoles. pero con su primer amor perdido; de la otra mano, Tiatira, que abunda en amor, servicio y fe, permitiendo con todo que la falsa profetisa seduzca a muchos. En otro aspecto. Efeso en conflicto con la falsa libertad. eso es, la concupiscencia carnal (los nicolaítas): así también Pérgamo en conflicto con los tentadores cual Balaam a la fornicación y las comidas idólatras: por otra parte, Filadelfia. en conflicto con la sinagoga judaica, vale decir, con la servidumbre legalista. Finalmente, Sardis y Laodicea sin activa oposicion alguna que provoque sus energias espirituales; una posición pelígrosa, si se considera la indolencia natural del hombre. En el plan de interpretación histórica, que nos parece fantástica, Efeso (que significa “amada” o “deseada” [Stier], representa el periodo decadente de la edad apostólica. Esmirna (“mirra”), padecimiento amargo, pero perfume dulce y costoso, el periodo de martirio bajo Deciano y Diocleciano. Pérgamo (“Castillo” o “torre”), la iglesia que posee poder terrenal pero tiene espiritualidad menguante del tiempo de Constantino hasta el siglo siete. Tiatira (“incansable en sacrificios”), la Iglesia Papal de la primer mitad de la Edad Media; como “Jezabel,” entusiasta respecto al así llamado sacrificio de la misa, y degollando a los profetas y testigos de Dios. Sardis, desde el fin del siglo doce hasta la Reforma. Filadelfia (“amor fraternal”), el primer siglo de la Reforma. Laodicea, la Iglesia Reformada después que su primer celo se hubo enfriado.

12. ver la voz—es decir, para saber de dónde la voz venía; para ver de quién era la voz. QUE—Griego, “qué suerte de voz la que …” La voz es la de Dios el Padre, como en el bautismo y transfiguración, así aquí para presentar a Cristo como nuestro Sumo Sacerdote. siete candeleros—El mueble que sostenía las lámparas. En Éxodo 25:31, los siete se unen en UNO; es decir, los seis brazos y una vara, o fuste, central; así Malaquías 4:2, Malaquías 4:11. Aquí los siete son candeleros separados, y tipifican, como aquél, la Iglesia entera, pero ya no como la Igiesia Judaica (que se representaba por un solo candelero séptuplo) limitada a una unidad exterior y a un solo lugar; las siete iglesias son mutuamente independientes cuanto a ceremonias y gobierno externos (siempre que todas las cosas sean hechas para edificación y se eviten los cismas y separaciones innecesarios), pero son una en la unidad del Espíritu y en Cristo la Cabeza. El candelero no es la luz, sino que mantiene la luz, presentándola para que brille en derredor. La luz es del Señor, no de la Iglesia; de él la recibe ella. Ella ha de ser la portadora de la gloria de él. El candelero estaba puesto en el santuario, tipo de la Iglesia en la tierra, como el lugar santísimo era el tipo de la Iglesia en el cielo. La única luz del lugar santo (santuario) se derivaba del candelero, estando excluída la luz del día; así el Señor Dios es la única luz de la Iglesia; la de ella es la luz de la gracia, no de la naturaleza. “De oro” simboliza a la vez la mayor preciosura y santidad; del mismo modo, en el Zenda Vesta “de oro” es sinónimo de celestial o divino. [Trench.]

13. Su forma humana glorificada pudo ser reconocida por Juan, quien le había visto en la transfiguración. en medio de—que denota la presencia continua y la actividad incesante de Cristo en medio de su pueblo en la tierra. En el cap. 4, cuando aparece en el cielo, su insignia sufre una correspondiente alteración: con todo, aun allí, el arco iris nos recuerda su pacto perpetuo con ellos. siete—omitido en dos de los manuscritos más antiguos: aparece en uno. Hijo del hombre—La forma que Juan había visto sufriendo la agonía de Getsemaní y la ignominia y angustia del Calvario, ahora la ve glorificada Su gloria (como Hijo de hombre. no solamente como Hijo de Dios) es el resultado de su humillación como Hijo de hombre. hasta los pies—Marca de alto rango. Su vestimenta y cinta de oro parece que son emblemas de su sacerdocio. Véase Éxodo 28:2, Éxodo 28:4, Éxodo 28:31, Version de los Setenta. El manto y cinturón de Aarón eran “para gloria y hermosura,” y combinaron la insignia de alteza real y de sacerdocio, las características del sacerdocio antitipico de Cristo, “según el orden de Melquisedec.” Este sacerdocio lo está ejerciendo desde su ascensión; y por tanto, lleva sus emblemas aquí. El que está él en medio de los candeleros (vistos sólo en el templo), demuestra que es como Rey sacerdote que está así vestido. Como Aarón llevaba estas insignias cuando sana del santuario para bendecir al pueblo (Levítico 16:4, Levítico 16:23, el chetoneth, la túnica santa de lino), así cuando Cristo vuelva otra vez, aparecerá en ropaje similar de “hermosura y gloria” (Isaías 4:2). Los ángeles se visten en parte como su Señor (Isaías 15:6). El cinturón ordinario para uno ocupado activamente rodeaba los lomos; pero Josefo, Antigüedades, 3., 7. 2, nos dice expresamente que los sacerdotes levíticos se ceñían más arriba, por los pechos, propiamente para movimiento calmoso, majestuoso. El cinto, afirmando todo el armazón, simboliza las fuerzas reunidas. La justicia y la fidelidad son el cinto de Cristo. El cinto del sumo sacerdote era sólo entretejido de oro; pero el de Cristo es todo de oro; ei antitipo sobrepuja al tipo.

14. como la lana—El color es el punto de comparación; significa la pureza, y la gloria. (Así en Isaías 1:18.) ojos como llama—todo escudriñadores y penetrantes como el fuego; al mismo tiempo, también, expresando la indignación consumidora contra el pecado, especialmente en su venida, “en llama de fuego, vengándose” de todos los impíos, lo que se confirma respecto del sentido aquí, por Apocalipsis 19:11.

15. latón finoGriego, “chalcolibanos”, derivada según algunos de dos palabras, bronce y mirra: según Bochart, del Griego chalcos, bronce, y el hebreo libbeen, emblanquecer; entonces, bronce que en el horno se torna blanco por el calor. Así corresponde a “bronce muy bruñido,” de Ezequiel 1:7; y Apocalipsis 10:1, “sus pies como columnas de fuego.” Tradúzcase “incandescentes,” hechos candentes en horno. Con los pies descalzos Servían los sacerdotes en el santuario. voz como … muchas aguasEzequiel 43:2; en Daniel 10:6, es “como la voz de una multitud.” Como la voz del novio, así la de la novia,Daniel 14:2; Daniel 19:6; Ezequiel 1:24, los querubines, o la creación redimida. Su voz, sin embargo, se considera aquí en su terror para sus enemigos. Véase en contraste Cantares de los Cantares 2:8; Cantares de los Cantares 5:2, Colosenses 3:20.

16. teníaGriego, “teniendo …” Juan resume la descripción de tiempo en tiempo, irrespectivamente de la construcción gramatical, a plumadas separadas. [Alford.] en su diestra, etc.—(1:20; 2:1; 3:1.) Las tiene con una “corona de gloria” adornada de estrellas. “o diademas reales,” en la diestra; así Isaías 62:3. El las posee y las sostiene. de su boca salía—No manejada, por la mano. Su palabra es omnipotente en ejecutar su voluntad en castigo de los pecadores. Es la espada del Espíritu suyo. La reprensión y el castigo, más bien que su poder de convertir y ganar, es el punto prominente aquí. Sin embargo, como anima a las iglesias tanto como las amonesta, aquella cualidad de la Palabra no se excluve. Sus dos filos (delantero y trasero) pueden aludir a su doble eficacia, de condenar a unos. de convertir a otros. Tertuliano. adv. Jud., los aplica al Antiguo y Nuevo Testamento. Ricardo de San Víctor, “El Antiguo Testamento, que externamente corta nuestros pecados carnales, el Nuevo Testamento internamente, los espirituales. espadaGriego, Romphaia, la espada tracia ancha, larga y pesada: seis veces en el Apocalipsis, una sola otra vez en el Nuevo Testamento, a saber, Lucas 2:35. sol … en su fuerza—sol de mediodía, sin nubes. Así resplandecerán los justos, reflejando la imagen del Sol de justicia. Trench observa que esta descripción, sublime como un concepto puramente mental, sería intolerable si le diésemos forma externa. Con los griegos, el gusto estético era la primera consideración, a la que todas las demás debían ceder. Con los hebreos, la verdad, y la plena representación de la realidad religiosa eran la consderación importante, siendo diseñada dicha representación no para ser encarnada externamente, sino para seguir siendo un concepto puramente mental. Este ensalzamiento de la esencia por encima de la forma señala la profunda sinceridad religiosa de ellos.

17. Tan caído está el hombre que la manifestación por Dios de su gloriosa presencia lo abruma. puso su diestra sobre mí—Lo mismo hizo ei Señor Jesús en la transfiguración a los tres discípulos postrados, de los que Juan era uno, diciendo, “No tengáis miedo.” El “toque” de su mano, como de antiguo, impartió fuerza. diciéndome—El pronombre “me” omitido en los manuscritos más antiguos. el primero y el último—(Isaías 41:4; Isaías 44:6; Isaías 48:12). Desde la eternidad, y durando hasta la eternidad: “el Primero por la creación, el Ultimo por la retribución; el Primero, porque antes de mí no hubo Dios formado: el Ultimo, porque después de mí no habrá otro; el Primero, porque de mí son todas las cosas; el Ultimo, porque a mí todas las cosas volverán.” [Ricardo de San Victor.]

18. Tradúzcase el griego, “Y el viviente:” conectada ésta con la frase anterior (Isaías 1:17). he sidoGriego, “y (con todo) se me dió la muerte (morir)” vivoGriego, “estoy viviendo hasta los siglos de los siglos:” no meramente “yo vivo;” sino tengo vida, y soy la fuente de la vida para mi pueblo. “A él le pertenece el ser absoluto, en contraste con el ser relativo de la criatura; otros pueden participar de ella; él solo tiene la inmortalidad: siendo inmortal en esencia, no meramente por la participación. [Teodoreto en Trench.] Un manuscrito de los más antiguos dice con nuestra versión “Amén.” Otros dos y la mayoría de las versiones antiguas la omiten. Habiendo pasado por la muerte como uno de nosotros, y viviendo ahora en la infinita plenitud de la vida, asegura a su pueblo, puesto que por él la muerte es la puerta de la resurrección a la vida eterna. llaves del infiernoGriego, “Hades:” Hebreo, “Sheol.” “Infierno” en el sentido del lugar de tormento, es vocablo diferente en el griego, a saber. “gehenna.” Puedo librar del mundo invisible de espíritus y de la MUERTE a los que quiero. Los manuscritos más antiguos dicen por transposición, “muerte y hades.” o infierno. Es la muerte (que entró por el pecado, despojando al hombre de su primogenitura de la inmortalidad, Romanos 5:12) quien puebla al Hades, y por tanto debe estar primero en orden. Llaves son emblemas de autoridad, las que abren y cierran a voluntad “las puertas del Hades” (Salmo 9:13; Isaías 38:10; Mateo 16:18).

19. Los manuscritos más antiguos dicen, “Escribe pues” (por cuanto yo, “el Primero y el Ultimo.” tengo las llaves de la muerte, y te concedo esta visión para el consuelo y amonestación de la Iglesia). las cosas que son—“Las cosas que has visto” son aquellas relatadas en este capítulo (Mateo 1:11). “Las que son” denota el presente estado de cosas en las iglesias cuando Juan escribía, representadas en Caps. 2 y 3. “Las cosas que han de ser después de éstas,” las cosas simbólicamente representadas tocante a la hístoria futura de Caps. 4-22. Alford traduce, “Las cosas que significan;” pero la antítesís de la frase siguiente prohibe esto, “las cosas que han de ser (no significar) después de éstas;” Griego, “que están por acontecer.” El verbo en plural “son”, en vez de la construcción griega comun del singular de cosas, se debe a que las iglesias y personas están comprendidas en “las cosas que son.”

20. en mi diestraGriego, “sobre mi diestra.” el misterio … candeleros—en aposición y en explicación de “las cosas que has visto,” construídas con “escribe”. Misterio sígnifica la verdad escondida, velada bajo este simbolismo, y ahora revelada; su correlativo es revelación. Estrellas símbolizan el señorío (Números 24:17; cf. Daniel 12:3, de los enseñadores fieles; Daniel 8:10; Daniel 12:4; Judas 1:13). ángeles—No como Alford, sacado de Orígenes, homilía 13 sobre Lucas, y 20 sobre Números, los ángeles guardadores de las iglesías, así como los individuos los tienen. Pues ¿cómo se podría reprochar a los ángeles celestiales las delincuencias de que aquí se acusa a estos ángeles? Entonces, si se significa ángel humano (como la analogía del Antiguo Testamento favorece, Hageo 1:13, “el envíado [Mensajero] … mandado de Jehová;” Malaquías 2:7; Malaquías 3:1), el obíspo, o pastor superintendente, debe ser el ángel (mensajero). Pues mientras que había muchos presbíteros en cada una de las iglesias grandes (como Efeso, Esmirna, etc.), no había sino un solo ángel, al cual, además, el Pastor Principal y Obispo de las almas responsabiliza por el estado espiritual de la iglesia a su cargo. El térmíno ángel, que indica un oficio, de conformidad con el simbolismo enigmático de este libro, se transfiere de los ministros celestiales a los terrenales superiores de Jehová; lo que les debe recordar que ellos, como los ángeles del cielo arriba, deben cumplir la misión de Dios aquí abajo con celo, prontitud y eficiencia. “Sea hecha tu voluntad como en el cielo, así también en la tierra.”

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