Cristo ... siendo ejecutado en verdad en la carne, muriendo en la cruz por nuestros pecados, pero revivido por el espíritu. [2] Por el espíritu aquí algunos entienden el espíritu divino de Cristo y el poder de su divinidad, por el cual pronto se levantó de la muerte a una vida inmortal por su gloriosa resurrección. Pero otros por el espíritu entienden más bien el alma de Cristo, por la que nunca murió, que siempre permaneció unida a su persona divina, y que al tercer día volvió a reunir a su cuerpo. (Witham)

[BIBLIOGRAFÍA]

In quo (spiritu) Griego: en o (pneumati) veniens Griego: poreutheis, profectus. En cuanto a las diferentes exposiciones de este lugar, véanse Estius, Cornelius a Lapide, etc. que también el Dr. Pearson establece en general. Los escritores protestantes tardíos, como puede verse en Dr. Hammond y Dr. Wells, exponen este lugar de modo que no signifique un descenso real del alma de Cristo al infierno, ni a ningún lugar infernal, sino solo que su espíritu divino envió a Noe [Noah ] para predicar a los espíritus en la prisión de su cuerpo, (i.

mi. a los malvados que vivieron en los días de Noé) para exhortarlos al arrepentimiento. Pero esta exposición, como observó el Dr. Pearson, está en contra de la opinión general de la Iglesia y de los antiguos Padres; y del cual San Agustín dijo, (Epis. 163. tom. 2. p. 574) Quis nisi infidelis negaverit, fuisse apud inferos Christum?

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