1 Pedro 3:18

Cristo sufriendo por los pecados.

I. Observe que San Pedro dice, "Cristo padeció por los pecados" no sólo sufrió, sino que sufrió por nosotros, es decir, claramente por nuestros pecados, por los pecados de la humanidad. Estos fueron, de alguna manera, la causa de sus sufrimientos. Si los pecados no hubieran sido, Sus sufrimientos no hubieran sido. Por extraña que parezca la conexión, sin duda existe una conexión entre los pecados que se han cometido desde el tiempo de Adán hasta ahora y la muerte del Señor Jesucristo en la cruz bajo Poncio Pilato.

Quizás la conexión entre los pecados de la humanidad y los sufrimientos de Cristo se hace más sorprendente con la palabra "una vez". Cristo sufrió una vez por los pecados. Los pecados se pueden cometer a menudo, es más, se cometen continuamente, pero Cristo murió de una vez por todas; que un evento se mantiene por sí mismo; es único en la historia del mundo; nunca podrá repetirse; nunca es necesario que se repita.

II. Se atribuye una eficacia maravillosa a los sufrimientos de Cristo. Somos contados justos por los méritos de Cristo, y no por nuestros propios méritos. Maestro y ejemplo fue Cristo; pero Él era algo más que esto. Nuestro sentido de necesidad y debilidad nos enseña que, para ser el Médico de las almas, a fin de proporcionar una cura para la gran enfermedad universal de la humanidad, Cristo debe ser algo diferente y completamente más allá de un Maestro y Ejemplo.

Queremos escuchar algo sobre el perdón de los pecados, algo sobre la reconciliación, algo sobre ser devuelto a Dios. Y esto los apóstoles predicaron en el nombre de su Señor; la paz a través de la sangre de su cruz era su mensaje, una propiciación por el pecado, un rescate de la esclavitud, salvación para los perdidos, vida para los muertos, esto era lo que tenían que anunciar como el Evangelio para la humanidad.

Harvey Goodwin, Parish Sermons, vol. v., pág. 305.

Referencias: 1 Pedro 3:18 . Homilista, segunda serie, vol. ii., pág. 416; F. Wagstaff, Christian World Pulpit, vol. xiv., pág. 179; Preacher 's Monthly, vol. vii., pág. 369; Homiletic Quarterly, vol. v., pág. 29. 1 Pedro 3:18 . Ibíd., Vol. vii., pág. 114.

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