Te lo suplico, etc. Por último, le dice a Filemón cuál es su petición y nombra a la persona Onésimo, pero en términos que demuestren cuánto se preocupa San Pablo por este asunto, y que considerará el favor que le pide como hecho a sí mismo. Es que perdonarás a Onésimo, a quien considero y amo como mi hijo, y un hijo muy querido, a quien engendré, prisionero y en mis cadenas.

(Witham) --- Cuán grande es el ingenio mostrado por San Pablo en esta epístola, al obtener para Onésimo el perdón de su maestro, Filemón. Habiéndose esforzado en el versículo anterior con todos los argumentos que pudieran inspirar una verdadera ternura y compasión, y haciendo uso de todas las expresiones que pudieran conciliar el favor de Filemón, para obtener su solicitud caritativa, en este versículo por primera vez se atreve a mencionar a Onésimo por nombre; un nombre que él era sensato debía sonar áspero en los oídos de alguien que había recibido una herida de su parte.

Vea cómo se esfuerza por evitar un efecto tan infeliz, agregando al nombre todos los epítetos que podrían tender a suavizar todos los sentimientos de aspereza y a despertar la compasión y la piedad. Te ruego, pues, por mi hijo, a quien engendré, y por el que está en mis cadenas. (Calmet) --- El perdón que anhelo no es para tu esclavo, sino para mi hijo. Si en toda la antigüedad ha habido algo verdaderamente admirable en el tipo de elocuencia persuasiva, es esta breve epístola en la que se contienen casi tantos argumentos como palabras.

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