Quien le fue hecho de la simiente de David, según la carne. El sentido es que Dios prometió que el que era su verdadero y único Hijo desde la eternidad, también se convertiría en su hijo, como hombre; que el mismo hijo sea hombre, así como Dios, cuando la palabra se hizo carne, o cuando esa persona divina se uniera a nuestra naturaleza humana. Así, la misma persona, que era su Hijo unigénito desde la eternidad, hecho hombre, y de la simiente de David, por su encarnación, seguía siendo su Hijo, como Dios y también como hombre.

(Witham) --- El texto griego no tiene la partícula ei, (para él) sino solo el griego: tou genomenou ek spermatos David. Pero San Ireneo, (lib. Iii. Cap. 18.) San Ambrosio, San Jerónimo leyó, Qui factus est ei. Y también San Agustín en su exposición inacabada de la epístola a los Romanos; aunque antes en su libro contra Fausto (lib. xi. cap. 14.) lo lee de otra manera. (Calmet)

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