Esta es la conclusión del apóstol de las instrucciones anteriores. No te dejes vencer por la malicia de tu enemigo, para desear vengarte, sin dejarlo todo al justo juicio de Dios; mas vence su malicia con tu bondad. Esto se cumple, cuando en ocasión de las injurias recibidas siempre devolvemos una bondad, y en la medida en que aumenta la malicia de nuestros enemigos, aumenta también nuestro espíritu de benevolencia. (Estius)

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