Así, los cristianos primitivos expresan su concordia y benevolencia, como también su perfecta igualdad. Porque era costumbre entre los persas y todas las naciones orientales saludar así sólo a sus iguales; sin embargo, a sus inferiores, les presentaron la mano para que los besaran. (St. Clem. Pædog. Y Polus.)

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad